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    [post_content] => Israel Molinero. Foto de Luis RosTexto publicado en mayo de 2017 - Hace exactamente un año me lancé a la aventura de presidir la Federació Salut Mental Catalunya. La invitación a semejante reto vino de la mano de Xavier Trabado, mi excelente predecesor, compañero de aventuras, trabajador incansable, referente personal y buen amigo.
No le supe decir que no, es más, le dije que sí convencido y emocionado por el reto. Lo hice asumiendo que me obligaba a dejar muchas facetas de mi vida aparcadas indefinidamente (dimití como concejal de mi pueblo, di el relevo en el AMPA de la escuela de mis hijas y dejé la presidencia de AREP, la Asociación para la Rehabilitación de las personas con Enfermedad Mental) y también advirtiéndole que necesitaría mucha ayuda, que no iba a ser un presidente omnipresente y que buscaría hasta debajo de las piedras apoyos y complicidades para poder asumir con dignidad esta gran responsabilidad.
Ahora que ya he podido medir el alcance de un cargo como este, he tomado mayor conciencia de que requiere una gran dedicación y conlleva lidiar constantemente con  incontables frentes. Es de justicia reconocer que esta dedicación puede obligar a convertir la presidencia en una parte inseparable de la vida a quien la asume.
Yo, conocido el reto y lo que implica, lo afronto con mayor energía si cabe. Pero también tengo muy claro que ha de ser compatible con mi vida profesional y familiar, pero sobre todo con mi propia salud mental. Y así entiendo que deberíamos asumirlo todas y todos los que asumimos la presidencia de una entidad similar. De momento tengo que reconocer que los compañeros de Junta y los profesionales de la Federación me lo están poniendo muy fácil.
Y hecha esta confesión personal sobre el cargo, quiero aprovechar estas líneas para plantear algunos de los infinitos retos que a mi modesto entender y después de un año de reflexión, creo que son prioritarios si queremos corregir el déficit histórico de la salud mental.
En primer lugar tenemos que luchar contra el estigma y vencerlo. Es una lucha inaplazable. En muchos ámbitos de la sociedad afloran conductas estigmatizantes que hacen mucho daño a las personas que conviven con un problema de salud mental y a sus familias. Iniciativas como la de Obertament en Catalunya están comenzando a extenderse a otras comunidades, hecho que me congratula enormemente.
En segundo lugar hace falta una apuesta decidida por un enfoque netamente comunitario de los programas y servicios de salud mental. Hacen falta recursos económicos, sin ninguna duda. Pero sobre todo hace falta que estos nuevos recursos se destinen a la rehabilitación, a la recuperación y a la vida comunitaria. Tenemos que acabar con los centros de larga estancia psiquiátrica y apostar por servicios integrados plenamente en la comunidad.
En tercer lugar, tenemos que luchar por el pleno reconocimiento de los derechos de las personas que tienen un problema de salud mental y ante todo hemos de conseguir que se apliquen y se respeten. Hay que abrir debates valientes para resolver situaciones donde en ocasiones se vulneran derechos de manera flagrante como, por ejemplo, a la hora de aplicar contenciones mecánicas en la hospitalización.Israel Molinero y Xavier Trabado. Foto de Luis Ros
En cuarto lugar, hay que hacer una apuesta decidida por la prevención y la promoción de la salud mental. Y nuestras asociaciones y federaciones también han de ser protagonistas de esta lucha. No podemos ser entidades de familiares que únicamente luchan por mejorar la situación de las personas que padecen un problema, si no que tenemos que ser referentes en la lucha por la salud mental de toda la sociedad.
Y finalmente, hemos de conseguir luchar por todo esto unidos. Unidos codo con codo personas que viven en primera persona un problema de salud mental, familiares en sentido amplio, profesionales de la salud mental comprometidos y personas que creen que un mundo con más salud mental es un mundo mucho mejor.
La aventura que tenemos por delante es trepidante, seguramente agotadora. Pero si sumamos esfuerzos y no desfallecemos valdrá mucho la pena vivirla.
Artículo publicado en el nº 1 de la Revista Encuentro, año 2017.
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La trepidante aventura de la salud mental

18/08/2017

Artículo de opinión de Israel Molinero Blanco, presidente de la Federació Salut Mental Catalunya. Publicado en el nº 1 de la Revista Encuentro de 2017.

Israel Molinero. Foto de Luis RosTexto publicado en mayo de 2017 – Hace exactamente un año me lancé a la aventura de presidir la Federació Salut Mental Catalunya. La invitación a semejante reto vino de la mano de Xavier Trabado, mi excelente predecesor, compañero de aventuras, trabajador incansable, referente personal y buen amigo.
No le supe decir que no, es más, le dije que sí convencido y emocionado por el reto. Lo hice asumiendo que me obligaba a dejar muchas facetas de mi vida aparcadas indefinidamente (dimití como concejal de mi pueblo, di el relevo en el AMPA de la escuela de mis hijas y dejé la presidencia de AREP, la Asociación para la Rehabilitación de las personas con Enfermedad Mental) y también advirtiéndole que necesitaría mucha ayuda, que no iba a ser un presidente omnipresente y que buscaría hasta debajo de las piedras apoyos y complicidades para poder asumir con dignidad esta gran responsabilidad.
Ahora que ya he podido medir el alcance de un cargo como este, he tomado mayor conciencia de que requiere una gran dedicación y conlleva lidiar constantemente con  incontables frentes. Es de justicia reconocer que esta dedicación puede obligar a convertir la presidencia en una parte inseparable de la vida a quien la asume.
Yo, conocido el reto y lo que implica, lo afronto con mayor energía si cabe. Pero también tengo muy claro que ha de ser compatible con mi vida profesional y familiar, pero sobre todo con mi propia salud mental. Y así entiendo que deberíamos asumirlo todas y todos los que asumimos la presidencia de una entidad similar. De momento tengo que reconocer que los compañeros de Junta y los profesionales de la Federación me lo están poniendo muy fácil.
Y hecha esta confesión personal sobre el cargo, quiero aprovechar estas líneas para plantear algunos de los infinitos retos que a mi modesto entender y después de un año de reflexión, creo que son prioritarios si queremos corregir el déficit histórico de la salud mental.
En primer lugar tenemos que luchar contra el estigma y vencerlo. Es una lucha inaplazable. En muchos ámbitos de la sociedad afloran conductas estigmatizantes que hacen mucho daño a las personas que conviven con un problema de salud mental y a sus familias. Iniciativas como la de Obertament en Catalunya están comenzando a extenderse a otras comunidades, hecho que me congratula enormemente.
En segundo lugar hace falta una apuesta decidida por un enfoque netamente comunitario de los programas y servicios de salud mental. Hacen falta recursos económicos, sin ninguna duda. Pero sobre todo hace falta que estos nuevos recursos se destinen a la rehabilitación, a la recuperación y a la vida comunitaria. Tenemos que acabar con los centros de larga estancia psiquiátrica y apostar por servicios integrados plenamente en la comunidad.
En tercer lugar, tenemos que luchar por el pleno reconocimiento de los derechos de las personas que tienen un problema de salud mental y ante todo hemos de conseguir que se apliquen y se respeten. Hay que abrir debates valientes para resolver situaciones donde en ocasiones se vulneran derechos de manera flagrante como, por ejemplo, a la hora de aplicar contenciones mecánicas en la hospitalización.Israel Molinero y Xavier Trabado. Foto de Luis Ros
En cuarto lugar, hay que hacer una apuesta decidida por la prevención y la promoción de la salud mental. Y nuestras asociaciones y federaciones también han de ser protagonistas de esta lucha. No podemos ser entidades de familiares que únicamente luchan por mejorar la situación de las personas que padecen un problema, si no que tenemos que ser referentes en la lucha por la salud mental de toda la sociedad.
Y finalmente, hemos de conseguir luchar por todo esto unidos. Unidos codo con codo personas que viven en primera persona un problema de salud mental, familiares en sentido amplio, profesionales de la salud mental comprometidos y personas que creen que un mundo con más salud mental es un mundo mucho mejor.
La aventura que tenemos por delante es trepidante, seguramente agotadora. Pero si sumamos esfuerzos y no desfallecemos valdrá mucho la pena vivirla.
Artículo publicado en el nº 1 de la Revista Encuentro, año 2017.