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Jóvenes universitarias, el perfil mayoritario del voluntariado en salud mental, según el Informe de 2018
11/10/2019
La Confederación SALUD MENTAL ESPAÑA publica su Informe de Voluntariado 2018 en el que, por cuarto año consecutivo, aporta datos sobre el perfil, las preferencias y los aspectos más valorados por parte de las personas voluntarias en las entidades del movimiento asociativo.
Mujer, de 18 a 29 años y con estudios universitarios. Es el perfil mayoritario de las personas que prestan voluntariado en el movimiento asociativo de la salud mental, y donde la presencia de mujeres, en general, duplica a la de los hombres.
Ésta es una de las principales conclusiones extraídas Informe de Voluntariado 2018, que por cuarto año consecutivo ha elaborado la Confederación SALUD MENTAL ESPAÑA para conocer la valoración que los propios voluntarios y voluntarias hacen de los programas de actividades en los que han participado, así como de las propuestas de mejora que aportan a partir de sus experiencias. Los resultados proceden de las encuestas respondidas por 183 personas voluntarias en entidades de once comunidades autónomas.
En cuanto a los datos más concretos, un 34% de hombres participó en tareas de voluntariado, frente a un 66% de mujeres, de las que el 40% tenían entre 18 y 29 años, y el 44% contaba con estudios universitarios. En el caso de los hombres, la mayoría estaban jubilados.
Al igual que en años anteriores, «se pone de manifiesto, una feminización de la atención social y de la colaboración altruista, tal vez reflejo del rol de cuidados que suele asumir la mujer en la sociedad, aunque con la diferencia de que hablamos de mujeres profesionales o estudiantes que deciden invertir su tiempo libre en ayudar a otras personas», explica Esperanza Rubio, Directora Técnica de Proyectos y Estudios de SALUD MENTAL ESPAÑA.
De los resultados del estudio se observan tanto motivaciones personales como profesionales a la hora de hacer voluntariado. Un 32% de las personas que han respondido es estudiante o profesional del ámbito sociosanitario; un 9% está realizando o ha realizado prácticas en la entidad y un 18% pertenecen al círculo familiar o de amistades de una persona con problemas de salud mental, y un 12%, de las personas voluntarias tiene experiencia propia en salud mental. Este último dato, para Esperanza Rubio «es especialmente destacable porque refleja la implicación de personas con problemas de salud mental, que aportan ayuda y conocimiento a partir de su propia experiencia. Su trabajo dentro de las entidades fomenta la participación en primera persona, favorece su proceso de recuperación y sirve de ejemplo y referencia para otras personas en su misma situación».
Los programas de actividades que cuentan con mayor número de personas voluntarias son los destinados a ocio y tiempo libre (34% del voluntariado), seguidos de los relacionados con actividades formativas (18%) y las actividades de sensibilización (13%).
Conocimiento, empatía y empoderamiento
La formación y el aprendizaje adquiridos durante el voluntariado, mediante distintas vías, fueron puntos fuertes muy bien valorados por las personas entrevistadas. Acercarse y conocer mejor los problemas de salud mental, y hacerlo de la mano de personas que aportan su propia experiencia, empatizando con ellas, constituyeron, según las personas voluntarias, algunos de los aspectos más gratificantes junto a «la satisfacción de sentirse útil, un crecimiento profesional y poder acabar con miedos, estigmas y prejuicios».
Nel González Zapico, presidente de la Confederación SALUD MENTAL ESPAÑA, celebra que las personas voluntarias perciban como positivos estos intangibles relacionados con su labor, «ya que es síntoma de que vamos bien encaminados en el nuevo rumbo adoptado por SALUD MENTAL ESPAÑA, cuya filosofía se centra en la gestión del conocimiento y el empoderamiento de las personas con experiencia propia en salud mental».
Para concluir, el informe recoge una batería de recomendaciones dirigidas al movimiento asociativo, y con el fin de que sirvan de referencia y punto de partida para las entidades de cara a mejorar aspectos relacionados con sus equipos de voluntariado.
Las recomendaciones se centran, entre otros aspectos, en intentar impulsar el voluntariado masculino, especialmente entre los jóvenes «con el fin de que este tipo de colaboraciones no recaiga exclusivamente en las mujeres, ayudando al mismo tiempo a romper con los estereotipos feminizados en relación a los cuidados y la atención», concluye Esperanza Rubio, quien también recuerda la importancia de potenciar la participación voluntaria de las personas con experiencia propia, y en todos los casos, facilitar formación y fomentar una continuidad de las colaboraciones en el largo plazo.
El movimiento asociativo de SALUD MENTAL ESPAÑA contó en 2018 con 2.520 personas voluntarias, de las que 1.432 recibieron formación mediante 193 cursos.