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    [post_date] => 2023-06-09 10:51:45
    [post_date_gmt] => 2023-06-09 08:51:45
    [post_content] => [vc_row][vc_column][vc_column_text]Autores del ensayo ‘Malestamos’, Marta Carmona, psiquiatra en un centro de salud mental, miembro del Colectivo Silesia y de la junta directiva de la Asociación Española de Neuropsiquiatría (AEN) y la Asociación Madrileña de SaludMental (AMSM), y Javier Padilla, médico de familia y comunidad en un centro de salud, también miembro del Colectivo Silesia y diputado en la Asamblea de Madrid, hablan sobre el ‘malestar’ como sentimiento de época, de la influencia de los determinantes sociales y el modo de vida en la salud mental, y de posibles respuestas desde lo colectivo.[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column width="1/2"][vc_single_image image="95750" img_size="full" add_caption="yes" alignment="center" onclick="link_image"][/vc_column][vc_column width="1/2"][vc_column_text]En el libro, decís: “La patología mental, para ser considerada como tal, debe desviarse de la norma de su época, si el fenómeno afecta a toda la población ya no estamos hablando de una patología”. ¿Qué malestares nos hacen percibir que estamos en un punto más invivible? 

Marta Carmona: Tanto dentro como fuera de los diagnósticos, hay algo ocurriendo en otro eje: si voy a poder trabajar o no, si tengo agencia o no para desarrollar mi proyecto vital… Son malestares transversales y tienen que ver con toda la población.

La mirada clínica tiene su utilidad, pero hay una parte que se deja fuera. Impone un marco individual, tecnocrático y mecanicista. “Necesito que venga alguien a arreglar algo que yo tengo roto”, cuando mucho de este sufrimiento tiene que ver con un fallo del sistema socioeconómico.

 

Planteáis que el malestar no es una disfunción del capitalismo sino su consecuencia lógica y que esto ha generado un ‘sentimiento de época’.

Javier Padilla: En nuestra época, el sentimiento hegemónico sería el malestar, vivido por cada uno como algo referenciado dentro de su propia biografía, pero que les ocurre a otras personas. Se cruzan tres sensaciones: que las generaciones de jóvenes de ahora vivirán peor que las generaciones de sus padres; que el presente está agotado y nos agota; y que el futuro no es imaginable, porque está cancelado.[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column][vc_column_text]

"Es un grito de auxilio de una generación"

[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column width="2/3"][vc_column_text]En 2021 se suicidaron 4.003 personas, y hay un repunte entre adolescentes y jóvenes. ¿Cómo afecta a su salud mental nuestro modo de organización socioeconómica, política…? Marta Carmona: El suicidio es suficientemente complejo como para simplificar y hacer asociaciones directas. Es muy llamativo ese repunte brutal en niños y adolescentes, de autolesiones, ideación autolítica, suicidios consumados… De alguna manera, es un grito de auxilio de una generación. Quienes estamos en otra posición tenemos la obligación de escuchar y ver qué ha pasado. Durante la pandemia era la primera parte de la sociedad a la que se podía renunciar y con la que no había obligación de repararles nada. Además, se articuló sobre ellos un discurso persecutorio, “hay que teneros encerrados porque sois peligrosos”. Nada que dentro del mundo de la salud mental no hayamos escuchado ya…   ¿Predomina la corriente biologicista como interpretación de los problemas de salud mental? Javier Padilla: Es incontestable que aquellas corrientes teóricas que se mueven dentro del marco biologicista suelen tener acceso a los grandes altavoces. Pero la popularización del debate sobre la salud mental ha posibilitado otros discursos, sobre la emergencia climática, la vivienda, el ámbito laboral… Marta Carmona: Tras décadas de hegemonía del modelo biomédico, incluso sus máximos exponentes están teniendo que recular y que añadir factores sociales a su discurso porque, en este momento histórico, no solo va de dopamina la cosa.   Habláis de que hay que politizar el malestar, ¿por qué? Javier Padilla: La politización es lo opuesto a la privatización del malestar, es traerlo al área de lo colectivo, reconocer causas que trascienden al individuo. No se puede abordar un malestar con causas y padecimientos colectivos, sino con una respuesta que interaccione con la comunidad. Pasar del “qué hay de lo mío” al “qué hay de lo nuestro”.[/vc_column_text][/vc_column][vc_column width="1/3"][vc_single_image image="95754" img_size="full" onclick="link_image"][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column][vc_column_text]Proponéis cuatro elementos como respuesta: igualitarismo, infraestructuras sociales, arraigo y supresión de la división sexual del trabajo; y la figura del ‘cuidador universal’. Javier Padilla: Todo lo que se avance hacia un igualitarismo de rentas supone una disminución del sufrimiento psíquico en la sociedad. Para que se produzcan formas de funcionamiento colectivo hacen falta infraestructuras sociales que fomenten el contacto y la gente tiene que poder proyectarse en ese sitio, con arraigo, durante algún tiempo.[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column][vc_column_text]

"Todo lo que se avance hacia un igualitarismo de rentas supone una disminución del sufrimiento psíquico en la sociedad"

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Marta Carmona.: La psicoterapia tiene que estar engarzada en su momento histórico, porque el objetivo es dotar a la persona de mejores herramientas para adaptarse a su contexto. Una psicoterapia desvinculada de la determinación social es éticamente controvertida. Incluso, aunque aparentemente funcione porque tapona el síntoma, meses después la persona puede estar con síntomas peores. La psicoterapia tiene que ir orientada a lo colectivo y ser un marco humilde. No puede arreglar todos los problemas, ni ser el único apoyo para salir adelante. Una de las sombras de la cultura terapéutica es que desactiva los espacios de activismo. A qué se dedican los activistas en cada época dice mucho del momento histórico y de las aspiraciones sociales. Si están conformándose con migajas es probable que el momento social sea bastante malo.   ¿Por qué se siguen aplicando, y defendiendo como terapéuticas, las contenciones químicas, físicas y emocionales en los internamientos psiquiátricos? Marta Carmona: Incluso profesionales volcados en la causa tienen normalizada una forma de funcionar. El sistema deja descubiertas un montón de necesidades y cuando todo ha salido mal, in extremis, actuamos por la vía violenta. El marco biomédico no ha ayudado. Cuando se llega a una situación que finaliza en un ingreso involuntario es porque, desde mucho tiempo antes, están pasando cosas que están llevando a la persona y a su entorno al límite. Parte del diseño de la red de salud mental está pensada para hacer estos apoyos más comunitarios y mucho más respetuosos con los ritmos de las personas, pero está infradotada. [/vc_column_text][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column width="1/2"][vc_column_text]¿Qué papel pueden jugar las personas con problemas de salud mental en la construcción de un nuevo modelo? Javier Padilla: Muchos aspectos deberían estar vinculados con la participación directa. El problema es que se sigue tratando a las personas con discapacidad con paternalismo y condescendencia, incluso cuando se les invita a ser parte activa en el diseño, gestión o evaluación de políticas públicas. Hay un gran camino por recorrer.   ¿Cuál es el malestar de las y los profesionales de la salud? Marta Carmona: Quienes están en la parte sociosanitaria tienen la sensación de estar vaciando el mar “a cubitos”, y que por mucho que uno se esfuerce, no llega, porque la demanda es imposible de manejar con los recursos que hay. Otro elemento generador de malestar es la entrada de fondos buitre en la gestión de los recursos, y que estos principios de mercantilización cada día interfieran más con el criterio técnico.   *** El libro “Malestamos” está disponible para préstamo en la biblioteca de la Confederación SALUD MENTAL ESPAÑA, escribiendo a documentacion@consaludmental.org.[/vc_column_text][/vc_column][vc_column width="1/2"][vc_single_image image="95772" img_size="full" add_caption="yes" onclick="link_image"][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column][vc_separator][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column][vc_column_text]Entrevista publicada en el nº 3 de la Revista Encuentro, 2022.[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column width="1/4"][vc_btn title="VOLVER A NOTICIAS" style="gradient-custom" gradient_custom_color_1="#ffffff" gradient_custom_color_2="#ffffff" gradient_text_color="#005b50" shape="square" align="center" i_icon_fontawesome="fa fa-chevron-circle-left" add_icon="true" link="url:%2Fnoticias%2F|title:NOTICIAS||"][/vc_column][vc_column width="1/4"][/vc_column][vc_column width="1/4"][/vc_column][vc_column width="1/4"][/vc_column][/vc_row] [post_title] => "La psicoterapia no puede arreglar todos los problemas, ni ser el único apoyo para salir adelante" [post_excerpt] => Hablando con... la psiquiatra Marta Carmona y el médico de familia Javier Padilla, autora y autor del libro "Malestamos". 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«La psicoterapia no puede arreglar todos los problemas, ni ser el único apoyo para salir adelante»

09/06/2023

Hablando con... la psiquiatra Marta Carmona y el médico de familia Javier Padilla, autora y autor del libro "Malestamos". Entrevista publicada en el nº 3 de la Revista Encuentro, año 2022.

Autores del ensayo ‘Malestamos’, Marta Carmona, psiquiatra en un centro de salud mental, miembro del Colectivo Silesia y de la junta directiva de la Asociación Española de Neuropsiquiatría (AEN) y la Asociación Madrileña de SaludMental (AMSM), y Javier Padilla, médico de familia y comunidad en un centro de salud, también miembro del Colectivo Silesia y diputado en la Asamblea de Madrid, hablan sobre el ‘malestar’ como sentimiento de época, de la influencia de los determinantes sociales y el modo de vida en la salud mental, y de posibles respuestas desde lo colectivo.

Marta Carmona y Javier Padilla
Marta Carmona y Javier Padilla. Fotografía de Cristina Candel

En el libro, decís: “La patología mental, para ser considerada como tal, debe desviarse de la norma de su época, si el fenómeno afecta a toda la población ya no estamos hablando de una patología”. ¿Qué malestares nos hacen percibir que estamos en un punto más invivible?

Marta Carmona: Tanto dentro como fuera de los diagnósticos, hay algo ocurriendo en otro eje: si voy a poder trabajar o no, si tengo agencia o no para desarrollar mi proyecto vital… Son malestares transversales y tienen que ver con toda la población.

La mirada clínica tiene su utilidad, pero hay una parte que se deja fuera. Impone un marco individual, tecnocrático y mecanicista. “Necesito que venga alguien a arreglar algo que yo tengo roto”, cuando mucho de este sufrimiento tiene que ver con un fallo del sistema socioeconómico.

 

Planteáis que el malestar no es una disfunción del capitalismo sino su consecuencia lógica y que esto ha generado un ‘sentimiento de época’.

Javier Padilla: En nuestra época, el sentimiento hegemónico sería el malestar, vivido por cada uno como algo referenciado dentro de su propia biografía, pero que les ocurre a otras personas. Se cruzan tres sensaciones: que las generaciones de jóvenes de ahora vivirán peor que las generaciones de sus padres; que el presente está agotado y nos agota; y que el futuro no es imaginable, porque está cancelado.

«Es un grito de auxilio de una generación»

En 2021 se suicidaron 4.003 personas, y hay un repunte entre adolescentes y jóvenes. ¿Cómo afecta a su salud mental nuestro modo de organización socioeconómica, política…?

Marta Carmona: El suicidio es suficientemente complejo como para simplificar y hacer asociaciones directas. Es muy llamativo ese repunte brutal en niños y adolescentes, de autolesiones, ideación autolítica, suicidios consumados… De alguna manera, es un grito de auxilio de una generación. Quienes estamos en otra posición tenemos la obligación de escuchar y ver qué ha pasado.

Durante la pandemia era la primera parte de la sociedad a la que se podía renunciar y con la que no había obligación de repararles nada. Además, se articuló sobre ellos un discurso persecutorio, “hay que teneros encerrados porque sois peligrosos”. Nada que dentro del mundo de la salud mental no hayamos escuchado ya…

 

¿Predomina la corriente biologicista como interpretación de los problemas de salud mental?

Javier Padilla: Es incontestable que aquellas corrientes teóricas que se mueven dentro del marco biologicista suelen tener acceso a los grandes altavoces. Pero la popularización del debate sobre la salud mental ha posibilitado otros discursos, sobre la emergencia climática, la vivienda, el ámbito laboral…

Marta Carmona: Tras décadas de hegemonía del modelo biomédico, incluso sus máximos exponentes están teniendo que recular y que añadir factores sociales a su discurso porque, en este momento histórico, no solo va de dopamina la cosa.

 

Habláis de que hay que politizar el malestar, ¿por qué?

Javier Padilla: La politización es lo opuesto a la privatización del malestar, es traerlo al área de lo colectivo, reconocer causas que trascienden al individuo. No se puede abordar un malestar con causas y padecimientos colectivos, sino con una respuesta que interaccione con la comunidad. Pasar del “qué hay de lo mío” al “qué hay de lo nuestro”.

Portada Malestamos

Proponéis cuatro elementos como respuesta: igualitarismo, infraestructuras sociales, arraigo y supresión de la división sexual del trabajo; y la figura del ‘cuidador universal’.

Javier Padilla: Todo lo que se avance hacia un igualitarismo de rentas supone una disminución del sufrimiento psíquico en la sociedad. Para que se produzcan formas de funcionamiento colectivo hacen falta infraestructuras sociales que fomenten el contacto y la gente tiene que poder proyectarse en ese sitio, con arraigo, durante algún tiempo.

«Todo lo que se avance hacia un igualitarismo de rentas supone una disminución del sufrimiento psíquico en la sociedad»

Marta Carmona y Javier Padilla
Marta Carmona y Javier Padilla. Fotografía de Cristina Candel

El sufrimiento psíquico tampoco se distribuye igual entre hombres y mujeres, y todas las medidas destinadas al igualitarismo en ese campo también ayudan a mejorarlo.

Marta Carmona: Son elementos para desarticular la idea de que por un lado está el trabajo productivo, el importante, y luego está el reproductivo, los cuidados, escondido; y generar nuevos imaginarios.

Imagínate que alguien de tu entorno, sin ser familiar directo, pero con quien tienes mucha relación, experimenta ideación suicida. ¿Tienes forma de decir en tu trabajo que vas a acompañar a esa persona, que está en una crisis vital evidente, sin perder poder adquisitivo? El sistema no lo concibe. Pero ¿por qué no?

 

¿Cómo poner la psicoterapia al servicio de lo colectivo?

Marta Carmona.: La psicoterapia tiene que estar engarzada en su momento histórico, porque el objetivo es dotar a la persona de mejores herramientas para adaptarse a su contexto. Una psicoterapia desvinculada de la determinación social es éticamente controvertida. Incluso, aunque aparentemente funcione porque tapona el síntoma, meses después la persona puede estar con síntomas peores. La psicoterapia tiene que ir orientada a lo colectivo y ser un marco humilde. No puede arreglar todos los problemas, ni ser el único apoyo para salir adelante.

Una de las sombras de la cultura terapéutica es que desactiva los espacios de activismo. A qué se dedican los activistas en cada época dice mucho del momento histórico y de las aspiraciones sociales. Si están conformándose con migajas es probable que el momento social sea bastante malo.

 

¿Por qué se siguen aplicando, y defendiendo como terapéuticas, las contenciones químicas, físicas y emocionales en los internamientos psiquiátricos?

Marta Carmona: Incluso profesionales volcados en la causa tienen normalizada una forma de funcionar. El sistema deja descubiertas un montón de necesidades y cuando todo ha salido mal, in extremis, actuamos por la vía violenta. El marco biomédico no ha ayudado. Cuando se llega a una situación que finaliza en un ingreso involuntario es porque, desde mucho tiempo antes, están pasando cosas que están llevando a la persona y a su entorno al límite.

Parte del diseño de la red de salud mental está pensada para hacer estos apoyos más comunitarios y mucho más respetuosos con los ritmos de las personas, pero está infradotada.

¿Qué papel pueden jugar las personas con problemas de salud mental en la construcción de un nuevo modelo?

Javier Padilla: Muchos aspectos deberían estar vinculados con la participación directa. El problema es que se sigue tratando a las personas con discapacidad con paternalismo y condescendencia, incluso cuando se les invita a ser parte activa en el diseño, gestión o evaluación de políticas públicas. Hay un gran camino por recorrer.

 

¿Cuál es el malestar de las y los profesionales de la salud?

Marta Carmona: Quienes están en la parte sociosanitaria tienen la sensación de estar vaciando el mar “a cubitos”, y que por mucho que uno se esfuerce, no llega, porque la demanda es imposible de manejar con los recursos que hay. Otro elemento generador de malestar es la entrada de fondos buitre en la gestión de los recursos, y que estos principios de mercantilización cada día interfieran más con el criterio técnico.

 

*** El libro “Malestamos” está disponible para préstamo en la biblioteca de la Confederación SALUD MENTAL ESPAÑA, escribiendo a documentacion@consaludmental.org.

Marta Carmona y Javier Padilla
Marta Carmona y Javier Padilla. Fotografía de Cristina Candel

Entrevista publicada en el nº 3 de la Revista Encuentro, 2022.