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Soy Mercè Torrentallé Rocaspana, quería compartir con vosotros/as mi experiencia personal frente a la pandemia del COVID-19.

Antes de explicaros mi experiencia me gustaría presentarme. Resido en Balaguer (Noguera), tengo dos hijos y una hija, los cuales residen en municipios distintos al mío. Vivo sola en un antiguo piso de alquiler, en la cuarta planta sin ascensor y sobrevivo con una pensión de viudedad. Tengo 60 años y algunos achaques de salud, pero me gusta ser autónoma e independiente dentro de mis posibilidades. Me considero una persona activa. Tengo responsabilidades sociales relacionadas con la salud mental, ya que entre muchas otras cosas padezco un problema de salud mental severo, esquizofrenia paranoide y depresión. Aunque padezca un trastorno psicótico no me considero una enferma con patas, sino una persona con ciertas limitaciones y aciertos.

Soy la presidenta de la Asociación de Salud Mental de la Noguera, pertenezco a la Junta Directiva de SMC, a la Red Estatal de Mujeres de la Confederación de SME y al programa Prospect. Todo ello en primera persona, hecho que me permite tener una visión más amplia de la salud mental.

Durante esta pandemia he pasado por diferentes etapas. Al principio, pasé unos días de confusión y miedo, durante los cuales tenía pensamientos sobre la muerte, hasta tal punto que me decidí a escribir cartas de despedida para mis seres queridos, por si me pasara algo y no tenía la oportunidad de despedirme. Este hecho me hizo reflexionar y redescubrir que no siempre sobreviven ni los más inteligentes ni los más fuertes, sino aquellos que mejor se adaptan a las circunstancias que les toca vivir.[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column][vc_column_text]Reorganicé mis actividades cotidianas y hábitos de vida saludable, además me propuse mirar las noticias una vez al día.

A lo largo de esta situación de confinamiento, necesité ayuda psiquiátrica y social, a través de voluntarios del Ayuntamiento de Balaguer y Cruz Roja, a quienes quiero agradecer su labor.

Me he mantenido activa en las labores de representación y colaboración de los proyectos a los que pertenezco, los cuales van orientados a la visibilidad de mujeres y jóvenes que tienen dificultades en salud mental.

Me gustaría hacer visible algunos colectivos vulnerables, en estos momentos, que necesitan ayuda y escucha activa por parte de las asociaciones y administraciones. Las personas de las que hablo son aquellas mujeres e hijos que conviven con las personas que los maltratan, además de vivir situaciones de precariedad económica, en algunas ocasiones.

Los adolescentes, que hacen un abuso de las redes sociales, en las cuales algunos de ellos aprovechan para acosar agravando problemas de bullying que derivan en anorexias, autolesiones y, en casos más graves, al suicidio.

Madres o futuras madres con bebés a su cargo, que han aumentado los casos de depresión postparto, ansiedad y angustia.

Mujeres y hombres que viven en soledad, aislados en residencias o en sus hogares sin acceso a las nuevas tecnologías y que no encuentran sentido a sus vidas.

Personas que han perdido referentes familiares o amistades durante la pandemia y no han podido despedirse de ellas/os, y sufren sin saber cómo gestionar su duelo.

Madres de personas con problemas de salud mental que necesitan cuidados, y que se han convertido en cuidadoras sin experiencia ni apoyos de las administraciones.

Personas ingresadas en centros psiquiátricos en habitaciones sin móvil para comunicarse y que además no comprenden el confinamiento.

Estas personas nombradas anteriormente son algunos de los perfiles que han contactado con nuestra asociación y que acompañamos y orientamos como pudimos para mejorar su calidad de vida.

Considero que en estos tiempos convulsos es difícil no perder la esperanza, pero todos/as debemos de poner nuestro granito de arena y adaptarnos a estas situaciones, respetando el planeta y la vida que hay en él.

 

Artículo de opinión publicado en el nº 2 de la Revista Encuentro, 2020.[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column width="1/4"][vc_btn title="VOLVER A NOTICIAS" style="gradient-custom" gradient_custom_color_1="#ffffff" gradient_custom_color_2="#ffffff" gradient_text_color="#005b50" shape="square" align="center" i_icon_fontawesome="fa fa-chevron-circle-left" add_icon="true" link="url:%2Fnoticias%2F|title:NOTICIAS||"][/vc_column][vc_column width="1/4"][/vc_column][vc_column width="1/4"][/vc_column][vc_column width="1/4"][/vc_column][/vc_row]
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Experiencia frente a la pandemia del COVID-19

12/02/2021

Artículo de opinión de Mercè Torrentallé Rocaspana, presidenta de la Asociación de Salud Mental de la Noguera, miembro de la Junta Directiva de la federació Salut Mental Catalunya y de la Red Estatal de Mujeres de la Confederación. Publicado en el nº 2 de la Revista Encuentro, año 2020.
Merce Torrentallé Rocaspana

Hola a todos/as,

Soy Mercè Torrentallé Rocaspana, quería compartir con vosotros/as mi experiencia personal frente a la pandemia del COVID-19.

Antes de explicaros mi experiencia me gustaría presentarme. Resido en Balaguer (Noguera), tengo dos hijos y una hija, los cuales residen en municipios distintos al mío. Vivo sola en un antiguo piso de alquiler, en la cuarta planta sin ascensor y sobrevivo con una pensión de viudedad. Tengo 60 años y algunos achaques de salud, pero me gusta ser autónoma e independiente dentro de mis posibilidades. Me considero una persona activa. Tengo responsabilidades sociales relacionadas con la salud mental, ya que entre muchas otras cosas padezco un problema de salud mental severo, esquizofrenia paranoide y depresión. Aunque padezca un trastorno psicótico no me considero una enferma con patas, sino una persona con ciertas limitaciones y aciertos.

Soy la presidenta de la Asociación de Salud Mental de la Noguera, pertenezco a la Junta Directiva de SMC, a la Red Estatal de Mujeres de la Confederación de SME y al programa Prospect. Todo ello en primera persona, hecho que me permite tener una visión más amplia de la salud mental.

Durante esta pandemia he pasado por diferentes etapas. Al principio, pasé unos días de confusión y miedo, durante los cuales tenía pensamientos sobre la muerte, hasta tal punto que me decidí a escribir cartas de despedida para mis seres queridos, por si me pasara algo y no tenía la oportunidad de despedirme. Este hecho me hizo reflexionar y redescubrir que no siempre sobreviven ni los más inteligentes ni los más fuertes, sino aquellos que mejor se adaptan a las circunstancias que les toca vivir.

Reorganicé mis actividades cotidianas y hábitos de vida saludable, además me propuse mirar las noticias una vez al día.

A lo largo de esta situación de confinamiento, necesité ayuda psiquiátrica y social, a través de voluntarios del Ayuntamiento de Balaguer y Cruz Roja, a quienes quiero agradecer su labor.

Me he mantenido activa en las labores de representación y colaboración de los proyectos a los que pertenezco, los cuales van orientados a la visibilidad de mujeres y jóvenes que tienen dificultades en salud mental.

Me gustaría hacer visible algunos colectivos vulnerables, en estos momentos, que necesitan ayuda y escucha activa por parte de las asociaciones y administraciones. Las personas de las que hablo son aquellas mujeres e hijos que conviven con las personas que los maltratan, además de vivir situaciones de precariedad económica, en algunas ocasiones.

Los adolescentes, que hacen un abuso de las redes sociales, en las cuales algunos de ellos aprovechan para acosar agravando problemas de bullying que derivan en anorexias, autolesiones y, en casos más graves, al suicidio.

Madres o futuras madres con bebés a su cargo, que han aumentado los casos de depresión postparto, ansiedad y angustia.

Mujeres y hombres que viven en soledad, aislados en residencias o en sus hogares sin acceso a las nuevas tecnologías y que no encuentran sentido a sus vidas.

Personas que han perdido referentes familiares o amistades durante la pandemia y no han podido despedirse de ellas/os, y sufren sin saber cómo gestionar su duelo.

Madres de personas con problemas de salud mental que necesitan cuidados, y que se han convertido en cuidadoras sin experiencia ni apoyos de las administraciones.

Personas ingresadas en centros psiquiátricos en habitaciones sin móvil para comunicarse y que además no comprenden el confinamiento.

Estas personas nombradas anteriormente son algunos de los perfiles que han contactado con nuestra asociación y que acompañamos y orientamos como pudimos para mejorar su calidad de vida.

Considero que en estos tiempos convulsos es difícil no perder la esperanza, pero todos/as debemos de poner nuestro granito de arena y adaptarnos a estas situaciones, respetando el planeta y la vida que hay en él.

 

Artículo de opinión publicado en el nº 2 de la Revista Encuentro, 2020.