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    [post_date] => 2022-07-15 08:50:36
    [post_date_gmt] => 2022-07-15 06:50:36
    [post_content] => [vc_row][vc_column][vc_column_text]Los conflictos bélicos tienen un enorme impacto en la salud mental de las personas que los viven. “No podemos olvidar que las consecuencias de la guerra se prolongan mucho más allá del día en que terminan”, advierte Nel González Zapico, presidente de la Confederación SALUD MENTAL ESPAÑA. A continuación, varias personas expertas aportan su visión acerca del tema.[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column][vc_single_image image="87993" img_size="full" alignment="center" onclick="link_image"][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column][vc_column_text]Mientras dura el conflicto, las prioridades respecto a la salud mental incluyen “proporcionar primeros auxilios psicológicos a la población, identificar los casos más severos, vulnerables, y con tratamiento psiquiátrico para asegurar, en lo posible, su continuidad”, explica Mario López Alba, psicólogo y responsable de Actividades de Salud Mental a nivel de proyectos de Médicos sin Fronteras. La intervención, compleja por la falta de seguridad, se centra en “el aquí y el ahora” y facilita “la expresión y reconocimiento de los hechos y la identificación de necesidades básicas”, cuenta el psicólogo.[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column width="1/2"][vc_column_text]Los grupos más vulnerables para desarrollar problemas de salud mental son “personas sin una red de protección, con patología mental previa, limitaciones de movimiento o en situación de discapacidad, menores, especialmente no acompañados por un adulto de referencia y/o figura de apego seguro, y las mujeres”, según López.

Las primeras reacciones psicológicas van desde “la negación”, asegura el psicólogo, hasta estados de ansiedad o la “total inmovilidad de la persona”. A medio-largo plazo abundan los “cuadros ansiosos-depresivos, trastorno de estrés postraumático”, así como personas con “altos niveles de desesperanza, ideación suicida, autolisis y/o autolesiones no suicidas”, según Mario.

Quienes abandonan sus hogares enfrentan las fases de huida, tránsito y país seguro de acogida, en el mejor de los casos, y se exponen a “entornos muy violentos” (tráfico de personas, explotación sexual…), detalla López.

En los países de acogida afrontan amenazas que impactan en su bienestar como la “incertidumbre sobre la acogida y el riesgo de ‘volver al infierno de origen’” o las “dificultades en la integración sociocultural y económica” que, según cuenta Mario, les abocan “a entornos ilegales o de riesgo (mercado de trabajo no reconocido, acceso limitado o nulo a la educación, sanidad, vivienda…)”. Además, deben aprender nuevas normas, leyes, otro idioma, etc., unos requerimientos que, sumados al deterioro psicológico que arrastran, pueden generar a corto plazo “frustración, decepción, enfado, etc.”. Pero, asegura López, “el impacto en la salud mental se muestra hasta 10 años después en algunas personas refugiadas”.[/vc_column_text][/vc_column][vc_column width="1/2"][vc_single_image image="87987" img_size="full" add_caption="yes"][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column][vc_column_text]Entre quienes recorren largas y peligrosas travesías se alternan la alegría al alcanzar el destino “con reacciones de fatiga extrema acumulada, flashbacks”, detalla el psicólogo, con el “sufrimiento psicológico derivado del procesamiento de material traumático y de pérdidas humanas, materiales y simbólicas”. A la larga, “suelen aparecer desórdenes alimentarios y del sueño, uso de sustancias, desesperanza y frustración, miedo y/o culpabilidad”, cuenta Mario.[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column width="1/2"][vc_single_image image="88003" img_size="full" add_caption="yes"][/vc_column][vc_column width="1/2"][vc_column_text]Las consecuencias de los conflictos armados en el bienestar emocional de niños y niñas dependen, indica Ana Alonso Caballo, técnica de Atención a Víctimas de Violencia de Save the Children, “de la edad, si están acompañados de su familia o no, de la gravedad de lo vivido, de si se facilita o no su integración y del estado en el que se encuentran sus familias”. Ana explica que “tras el shock inicial, ciertos malestares pueden perdurar en el tiempo”, pero que “la capacidad de recuperación, de resiliencia, en los niños y niñas es mayor de lo que pensamos”.

Para proteger la salud mental de la infancia, Ana señala que la reunificación familiar debe ser la prioridad de todos los países acogedores” y que las redes de apoyo comunitario son fundamentales. Además, señala Alonso, es positivo promover rutinas similares a las que tenían antes de iniciarse la guerra: “la escuela, el ocio con otros niños, el ejercicio físico, una adecuada alimentación y tiempo de sueño, el juego y la expresión artística”. 

A la hora de asimilar lo experimentado, según Ana, “hay que darles tiempo y permitirles que sientan y piensen sobre lo ocurrido. No forzarles a hablar, que sean ellos quienes inicien conversaciones si así lo necesitan, o se expresen de otras maneras”. Alonso desaprueba “recurrir a explicaciones fantásticas o mentiras” para explicarles la realidad y sugiere adaptar el mensaje a su edad para favorecer que integren la experiencia.[/vc_column_text][vc_column_text]

“La reunificación familiar debe ser la prioridad de todos los países acogedores”.

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El olvido de niños y niñas soldado

Otra de las realidades más perversas de los conflictos bélicos es la de niños y niñas que son forzados a ejercer la violencia. “Nunca terminan de olvidar ni superan la violencia vivida”, explica Chema Caballero, asesor de ONG que desarrolló su labor como misionero javeriano durante más de una década en Liberia y Sierra Leona y realizó un proyecto de rehabilitación de niños y niñas soldado a través del deporte. “Son menores que han sido secuestrados, pasan períodos de mucha violencia, son entrenados y después obligados a cometer barbaridades”, recuerda Chema; las secuelas psicológicas perduran en la adultez. “Se les queda algo dentro. Después de años reconocen que las pesadillas les siguen acompañando”, cuenta.[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column width="1/2"][vc_column_text]Es importante que entiendan que actuaron bajo coacción y amenazas ya que “durante en el proceso de rehabilitación surge el sentimiento de culpa, el miedo a volver a sus pueblos, a que alguien les reconozca y quiera vengarse”, detalla el misionero. El fútbol fue la base del proyecto que Chema desarrolló en Liberia y Sierra Leona, una vez terminados los respectivos conflictos armados, primero con niños y niñas soldado y después incorporando también a menores víctimas. El deporte sirvió para trabajar la paz, la reconciliación y la rehabilitación.Cuando empezamos a mezclar equipos de víctimas y victimarios, nos dimos cuenta de que, a pesar de la violencia que se produjo en los primeros encuentros, compartiendo y teniendo un objetivo común, fueron capaces de empezar a hablar entre ellos y a reconocer, unos, sus crímenes, y otros a sentirse queridos y perdonar”, recuerda el misionero. Para Chema, la reconciliación tras un conflicto es una necesidad: “las víctimas quieren que se les pida perdón”. En el caso de las mujeres, que se exponen a crímenes específicos como la violencia sexual, existen dificultades añadidas para sanar las heridas psicológicas. En muchas partes de África, por la cultura imperante, “lo que les pasa a las mujeres es cosa de mujeres” e “incluso hay amnistías para este tipo de delitos”, apunta Caballero. Muchas asumen que la violencia sexual es parte del hecho de ser mujer, no tienen dónde expresar su dolor y aguantan porque tienen que sacar adelante a su familia, pero en algunos casos caen en depresiones, afirma Caballero. Respecto a la idoneidad de las terapias individuales, Chema explica que “las terapias psicológicas, tal y como las entendemos en Europa, allí no funcionaban”, la forma de enfrentar los problemas es diferente y es preciso conocer la cultura local y adaptarlas. En su proyecto vieron que la “terapia de grupo”, donde varias personas podían hablar, contaban historias, etc. funcionaba mejor. Frente a las necesidades duraderas para atender a la salud mental en conflictos, Chema Caballero denuncia que “los niños soldado no están de moda y los proyectos que hay tienen muy pocos fondos”.[/vc_column_text][/vc_column][vc_column width="1/2"][vc_single_image image="88013" img_size="full" add_caption="yes"][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column][vc_column_text]

Los medios de comunicación en contextos de guerra y la salud mental

Gervasio Sánchez, fotoperiodista especializado en conflictos armados, con una trayectoria de más de 40 años, considera que “el comportamiento de la prensa en general sobre los conflictos armados es absolutamente superficial” y alerta de las implicaciones de que el interés surja -y desaparezca- “de la noche a la mañana”. Aplicar distinta “observancia periodística” según el conflicto de que se trate contribuye, en su opinión, a crear “refugiados de primera, segunda y tercera categoría”. El “interés inusitado” en cubrir la guerra en Ucrania, según Sánchez, construye la idea de que “cuando eres un refugiado estelar, tu vida va a ser mejor tratada que si vienes de un conflicto subterráneo, olvidado, silenciado”. Además, alerta el fotoperiodista, “si enfatizamos en el color de los ojos, de la piel, parece que empatizamos porque se parecen a nosotros, y no empatizamos con otros que tienen otro color de piel, otra cultura...”, y recuerda la falta de sensibilidad hacia tragedias humanitarias “brutales” como las de Siria, Yemen, Afganistán, Eritrea, Burkina Faso, Mali, Sudán o República Centroafricana.[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column][vc_single_image image="88025" img_size="full" add_caption="yes" alignment="center" onclick="link_image"][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column][vc_column_text]

“Una guerra sin imágenes es inexistente. Un conflicto sin periodistas es un conflicto olvidado”

[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column][vc_column_text]Los medios de comunicación tienen el poder de conformar opinión y durante los conflictos bélicos tienen la capacidad de dar luz sobre las atrocidades que se comenten o silenciarlas. “Una guerra sin imágenes es inexistente. Un conflicto sin periodistas es un conflicto olvidado, sentencia el fotoperiodista. Por ello, respecto al material que se muestra, Gervasio considera que la necesidad de “mostrar al mundo lo que está pasando” está por encima de la sensibilidad del “ciudadano medio”. Según él, las víctimas de los conflictos quieren que sus historias conozcan “porque piensan que así -a veces ocurre- habrá intervención o presión internacional que ponga fin a su sufrimiento”. Pero recalca que la comunicación debe ser “rigurosa, regular y con contexto”. Frente a la volatilidad de la cobertura mediática, en las guerras “el drama de la salud mental puede durar décadas o puede ser para siempre”, dice Sánchez. “Cuando acabó la guerra de Bosnia, el problema principal no era la reconstrucción física, sino la salud mental”, expone Gervasio. “La mayoría de los niños habían visto muertos con sus propios ojos”, y recuerda que “muy pocas ONG hicieron proyectos serios para ayudar porque eran muy costosos y muy poco visibles”. En la película documental `Álbum de posguerra´, Gervasio regresa a Bosnia para comprobar la profundidad de la guerra, encontrando, 28 años después, a “los niños y adolescentes que yo fotografío durante la guerra”. El fotoperiodista naturaliza el impacto que ciertas imágenes producen en las personas: si no lloran ante el dolor ajeno, tienen un problema serio. Lo más normal es quedarse impresionado, apunta, y lamenta lo efímera que es la empatía porque “cuando el tema empieza a ser monótono miramos hacia otro lado”. Gervasio pregunta: “¿qué haces después, cuando sales de la sala de exposiciones? ¿Qué haces cuando dejas de ver la televisión?”. Efectivamente, no solo se necesitan mayores recursos para garantizar la atención a la salud mental, en los momentos críticos y sobre todo después, sino que es preciso intervenir sobre las causas que subyacen al sufrimiento psíquico de las personas: guerras, pobreza, desplazamientos forzados, violencia sexual, racismo…[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column][vc_column_text]La Confederación SALUD MENTAL ESPAÑA advirtió del daño para la salud mental que suponen las guerras en esta noticia y elaboró un documento de posicionamiento.[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column][vc_separator][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column][vc_column_text]Reportaje publicado en el nº 1 de la Revista Encuentro, 2022.[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column width="1/4"][vc_btn title="VOLVER A NOTICIAS" style="gradient-custom" gradient_custom_color_1="#ffffff" gradient_custom_color_2="#ffffff" gradient_text_color="#005b50" shape="square" align="center" i_icon_fontawesome="fa fa-chevron-circle-left" add_icon="true" link="url:%2Fnoticias%2F|title:NOTICIAS||"][/vc_column][vc_column width="1/4"][/vc_column][vc_column width="1/4"][/vc_column][vc_column width="1/4"][/vc_column][/vc_row] [post_title] => “En las guerras el drama de la salud mental puede durar décadas o puede ser para siempre” [post_excerpt] => Reportaje sobre las guerras y sus consecuencias para la salud mental, publicado en la Revista Encuentro, nº 1 de 2022. [post_status] => publish [comment_status] => closed [ping_status] => open [post_password] => [post_name] => guerras-salud-mental-revista-encuentro [to_ping] => [pinged] => [post_modified] => 2022-07-15 08:58:30 [post_modified_gmt] => 2022-07-15 06:58:30 [post_content_filtered] => [post_parent] => 0 [guid] => https://consaludmental.org/?p=87981 [menu_order] => 0 [post_type] => post [post_mime_type] => [comment_count] => 0 [filter] => raw )

Noticias

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“En las guerras el drama de la salud mental puede durar décadas o puede ser para siempre”

15/07/2022

Reportaje sobre las guerras y sus consecuencias para la salud mental, publicado en la Revista Encuentro, nº 1 de 2022.

Los conflictos bélicos tienen un enorme impacto en la salud mental de las personas que los viven. “No podemos olvidar que las consecuencias de la guerra se prolongan mucho más allá del día en que terminan”, advierte Nel González Zapico, presidente de la Confederación SALUD MENTAL ESPAÑA. A continuación, varias personas expertas aportan su visión acerca del tema.

salud mental guerras revista encuentro

Mientras dura el conflicto, las prioridades respecto a la salud mental incluyen “proporcionar primeros auxilios psicológicos a la población, identificar los casos más severos, vulnerables, y con tratamiento psiquiátrico para asegurar, en lo posible, su continuidad”, explica Mario López Alba, psicólogo y responsable de Actividades de Salud Mental a nivel de proyectos de Médicos sin Fronteras. La intervención, compleja por la falta de seguridad, se centra en “el aquí y el ahora” y facilita “la expresión y reconocimiento de los hechos y la identificación de necesidades básicas”, cuenta el psicólogo.

Los grupos más vulnerables para desarrollar problemas de salud mental son “personas sin una red de protección, con patología mental previa, limitaciones de movimiento o en situación de discapacidad, menores, especialmente no acompañados por un adulto de referencia y/o figura de apego seguro, y las mujeres”, según López.

Las primeras reacciones psicológicas van desde “la negación”, asegura el psicólogo, hasta estados de ansiedad o la “total inmovilidad de la persona”. A medio-largo plazo abundan los “cuadros ansiosos-depresivos, trastorno de estrés postraumático”, así como personas con “altos niveles de desesperanza, ideación suicida, autolisis y/o autolesiones no suicidas”, según Mario.

Quienes abandonan sus hogares enfrentan las fases de huida, tránsito y país seguro de acogida, en el mejor de los casos, y se exponen a “entornos muy violentos” (tráfico de personas, explotación sexual…), detalla López.

En los países de acogida afrontan amenazas que impactan en su bienestar como la “incertidumbre sobre la acogida y el riesgo de ‘volver al infierno de origen’” o las “dificultades en la integración sociocultural y económica” que, según cuenta Mario, les abocan “a entornos ilegales o de riesgo (mercado de trabajo no reconocido, acceso limitado o nulo a la educación, sanidad, vivienda…)”. Además, deben aprender nuevas normas, leyes, otro idioma, etc., unos requerimientos que, sumados al deterioro psicológico que arrastran, pueden generar a corto plazo “frustración, decepción, enfado, etc.”. Pero, asegura López, “el impacto en la salud mental se muestra hasta 10 años después en algunas personas refugiadas”.

Mario López Alba, psicólogo y responsable de Actividades de Salud Mental a nivel de proyectos de Médicos sin Fronteras
Mario López Alba, psicólogo y responsable de Actividades de Salud Mental a nivel de proyectos de Médicos sin Fronteras

Entre quienes recorren largas y peligrosas travesías se alternan la alegría al alcanzar el destino “con reacciones de fatiga extrema acumulada, flashbacks”, detalla el psicólogo, con el “sufrimiento psicológico derivado del procesamiento de material traumático y de pérdidas humanas, materiales y simbólicas”. A la larga, “suelen aparecer desórdenes alimentarios y del sueño, uso de sustancias, desesperanza y frustración, miedo y/o culpabilidad”, cuenta Mario.

Ana Alonso Caballo, técnica de Atención a Víctimas de Violencia de Save the Children

Las consecuencias de los conflictos armados en el bienestar emocional de niños y niñas dependen, indica Ana Alonso Caballo, técnica de Atención a Víctimas de Violencia de Save the Children, “de la edad, si están acompañados de su familia o no, de la gravedad de lo vivido, de si se facilita o no su integración y del estado en el que se encuentran sus familias”. Ana explica que “tras el shock inicial, ciertos malestares pueden perdurar en el tiempo”, pero que “la capacidad de recuperación, de resiliencia, en los niños y niñas es mayor de lo que pensamos”.

Para proteger la salud mental de la infancia, Ana señala que la reunificación familiar debe ser la prioridad de todos los países acogedores” y que las redes de apoyo comunitario son fundamentales. Además, señala Alonso, es positivo promover rutinas similares a las que tenían antes de iniciarse la guerra: “la escuela, el ocio con otros niños, el ejercicio físico, una adecuada alimentación y tiempo de sueño, el juego y la expresión artística”.

A la hora de asimilar lo experimentado, según Ana, “hay que darles tiempo y permitirles que sientan y piensen sobre lo ocurrido. No forzarles a hablar, que sean ellos quienes inicien conversaciones si así lo necesitan, o se expresen de otras maneras”. Alonso desaprueba “recurrir a explicaciones fantásticas o mentiras” para explicarles la realidad y sugiere adaptar el mensaje a su edad para favorecer que integren la experiencia.

“La reunificación familiar debe ser la prioridad de todos los países acogedores”.

El olvido de niños y niñas soldado

Otra de las realidades más perversas de los conflictos bélicos es la de niños y niñas que son forzados a ejercer la violencia. “Nunca terminan de olvidar ni superan la violencia vivida”, explica Chema Caballero, asesor de ONG que desarrolló su labor como misionero javeriano durante más de una década en Liberia y Sierra Leona y realizó un proyecto de rehabilitación de niños y niñas soldado a través del deporte.

Son menores que han sido secuestrados, pasan períodos de mucha violencia, son entrenados y después obligados a cometer barbaridades”, recuerda Chema; las secuelas psicológicas perduran en la adultez. “Se les queda algo dentro. Después de años reconocen que las pesadillas les siguen acompañando”, cuenta.

Es importante que entiendan que actuaron bajo coacción y amenazas ya que “durante en el proceso de rehabilitación surge el sentimiento de culpa, el miedo a volver a sus pueblos, a que alguien les reconozca y quiera vengarse”, detalla el misionero.

El fútbol fue la base del proyecto que Chema desarrolló en Liberia y Sierra Leona, una vez terminados los respectivos conflictos armados, primero con niños y niñas soldado y después incorporando también a menores víctimas. El deporte sirvió para trabajar la paz, la reconciliación y la rehabilitación.Cuando empezamos a mezclar equipos de víctimas y victimarios, nos dimos cuenta de que, a pesar de la violencia que se produjo en los primeros encuentros, compartiendo y teniendo un objetivo común, fueron capaces de empezar a hablar entre ellos y a reconocer, unos, sus crímenes, y otros a sentirse queridos y perdonar”, recuerda el misionero.

Para Chema, la reconciliación tras un conflicto es una necesidad: “las víctimas quieren que se les pida perdón”. En el caso de las mujeres, que se exponen a crímenes específicos como la violencia sexual, existen dificultades añadidas para sanar las heridas psicológicas. En muchas partes de África, por la cultura imperante, “lo que les pasa a las mujeres es cosa de mujeres” e “incluso hay amnistías para este tipo de delitos”, apunta Caballero. Muchas asumen que la violencia sexual es parte del hecho de ser mujer, no tienen dónde expresar su dolor y aguantan porque tienen que sacar adelante a su familia, pero en algunos casos caen en depresiones, afirma Caballero.

Respecto a la idoneidad de las terapias individuales, Chema explica que “las terapias psicológicas, tal y como las entendemos en Europa, allí no funcionaban”, la forma de enfrentar los problemas es diferente y es preciso conocer la cultura local y adaptarlas. En su proyecto vieron que la “terapia de grupo”, donde varias personas podían hablar, contaban historias, etc. funcionaba mejor.

Frente a las necesidades duraderas para atender a la salud mental en conflictos, Chema Caballero denuncia que “los niños soldado no están de moda y los proyectos que hay tienen muy pocos fondos”.

Chema Caballero, asesor de ONG
Chema Caballero, asesor de ONG

Los medios de comunicación en contextos de guerra y la salud mental

Gervasio Sánchez, fotoperiodista especializado en conflictos armados, con una trayectoria de más de 40 años, considera que “el comportamiento de la prensa en general sobre los conflictos armados es absolutamente superficial” y alerta de las implicaciones de que el interés surja -y desaparezca- “de la noche a la mañana”. Aplicar distinta “observancia periodística” según el conflicto de que se trate contribuye, en su opinión, a crear “refugiados de primera, segunda y tercera categoría”.

El “interés inusitado” en cubrir la guerra en Ucrania, según Sánchez, construye la idea de que “cuando eres un refugiado estelar, tu vida va a ser mejor tratada que si vienes de un conflicto subterráneo, olvidado, silenciado”. Además, alerta el fotoperiodista, “si enfatizamos en el color de los ojos, de la piel, parece que empatizamos porque se parecen a nosotros, y no empatizamos con otros que tienen otro color de piel, otra cultura…”, y recuerda la falta de sensibilidad hacia tragedias humanitarias “brutales” como las de Siria, Yemen, Afganistán, Eritrea, Burkina Faso, Mali, Sudán o República Centroafricana.

Gervasio Sánchez fotografía a familiares con restos de su seres queridos desaparecidos. Foto de Alesia Martínez.

“Una guerra sin imágenes es inexistente. Un conflicto sin periodistas es un conflicto olvidado”

Los medios de comunicación tienen el poder de conformar opinión y durante los conflictos bélicos tienen la capacidad de dar luz sobre las atrocidades que se comenten o silenciarlas. “Una guerra sin imágenes es inexistente. Un conflicto sin periodistas es un conflicto olvidado, sentencia el fotoperiodista. Por ello, respecto al material que se muestra, Gervasio considera que la necesidad de “mostrar al mundo lo que está pasando” está por encima de la sensibilidad del “ciudadano medio”. Según él, las víctimas de los conflictos quieren que sus historias conozcan “porque piensan que así -a veces ocurre- habrá intervención o presión internacional que ponga fin a su sufrimiento”. Pero recalca que la comunicación debe ser “rigurosa, regular y con contexto”.

Frente a la volatilidad de la cobertura mediática, en las guerras “el drama de la salud mental puede durar décadas o puede ser para siempre”, dice Sánchez. “Cuando acabó la guerra de Bosnia, el problema principal no era la reconstrucción física, sino la salud mental”, expone Gervasio. “La mayoría de los niños habían visto muertos con sus propios ojos”, y recuerda que “muy pocas ONG hicieron proyectos serios para ayudar porque eran muy costosos y muy poco visibles”. En la película documental `Álbum de posguerra´, Gervasio regresa a Bosnia para comprobar la profundidad de la guerra, encontrando, 28 años después, a “los niños y adolescentes que yo fotografío durante la guerra”.

El fotoperiodista naturaliza el impacto que ciertas imágenes producen en las personas: si no lloran ante el dolor ajeno, tienen un problema serio. Lo más normal es quedarse impresionado, apunta, y lamenta lo efímera que es la empatía porque “cuando el tema empieza a ser monótono miramos hacia otro lado”. Gervasio pregunta: “¿qué haces después, cuando sales de la sala de exposiciones? ¿Qué haces cuando dejas de ver la televisión?”.

Efectivamente, no solo se necesitan mayores recursos para garantizar la atención a la salud mental, en los momentos críticos y sobre todo después, sino que es preciso intervenir sobre las causas que subyacen al sufrimiento psíquico de las personas: guerras, pobreza, desplazamientos forzados, violencia sexual, racismo…

La Confederación SALUD MENTAL ESPAÑA advirtió del daño para la salud mental que suponen las guerras en esta noticia y elaboró un documento de posicionamiento.

Reportaje publicado en el nº 1 de la Revista Encuentro, 2022.