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    [post_date] => 2022-08-26 09:35:34
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    [post_content] => [vc_row][vc_column width="1/2"][vc_single_image image="88485" img_size="full" add_caption="yes" alignment="center" onclick="link_image"][/vc_column][vc_column width="1/2"][vc_column_text]En “Hambre” rompes tabús y cuentas tu experiencia sobre la salud mental. ¿Cómo te has sentido tras su publicación? 

Me daba un poco de vértigo, no sabía cómo iba a ser recibido mi relato, pero he sentido el apoyo de la gente.

Meses después tuve que parar un poco. Sentí que todo lo que hacía estaba relacionado con mi enfermedad. Pero la psicóloga, alejarme de las redes sociales y del boom mediático inicial me ha sentado bien.

 

¿Cómo te influyó en tu problema de anorexia ser hombre y cantante de uno de los grupos de rap más combativos?

Ser hombre me influyó muchísimo, no tenía ejemplos masculinos que pudieran alertarme. No comprender que puede afectarte es tardar más en detectarla y comenzar a curarte.

Mi faceta artística me afectó. La exposición es mayor y te generas una autoexigencia que te acaba devorando. Tu autoestima se ve dañada. Esa espiral autodestructiva me condujo hacia un punto de no retorno.

 

¿La gente entiende que detrás de un TCA subyace un problema de salud mental?

Cuando se habla de anorexia solo se visualiza una chica joven, frágil, extremadamente delgada... Pero afecta a jóvenes, mayores, chicos, chicas, delgados, con sobrepeso… En el centro está la mala relación con la comida, pero también un cúmulo de situaciones personales.

Es importante no encasillar a las personas que sufren un TCA. Hay mucho detrás, que no se soluciona solo comiendo, que deja un rastro que, muchas veces, nos acompaña de por vida. Es importante naturalizar el problema. Desde que asumí que estoy roto me siento más liberado y con más fuerzas para recomponerme.[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column][vc_column_text]Dejaste de disfrutar de cosas que te gustaban, te obsesionaste con el control... ¿Esto tiene ver con los valores actuales?

Por supuesto. También con la necesidad impuesta de ser productivo. El ritmo de vida que nos han marcado, la necesidad de alcanzar la perfección y tenerlo todo bajo control no es sano. Perder el tiempo hoy día es revolucionario.

 

¿Qué opinas sobre esta cultura que premia la imagen, cumplir expectativas...?

La felicidad de muchas personas proviene de lo que los demás piensan. De los likes, comentarios positivos, visitas… Todo depende de la interacción en las redes sociales y eso es muy peligroso porque siempre vas a querer más. Si te comparas, casi todo el mundo sale perdiendo. Ser el mejor, no tener detractores… es imposible.

Muchas personas parecen disfrutar más del fracaso ajeno que del éxito propio. Cada vez se ve más en redes.

 

La masculinidad heteropatriarcal ¿también hace daño?

Por supuesto. Desde pequeños nos inculcan que ser un hombre es ser fuerte y eso cala. Mismamente, la manera de comunicar a parte de mi familia mi problema ha sido mediante el libro. No nos han enseñado a comunicarnos.

En la adolescencia, mientras las chicas suelen contarse sus problemas, llorar sus penas y compartir sus miedos, los chicos nos ponemos una coraza y pagamos las frustraciones a solas, nos refugiamos en nuestras primeras borracheras o en deportes de contacto. Hay más hombres con problemas mentales que los que dicen las estadísticas, pero en vez de a una psicóloga recurren a la botella o a la violencia.[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column][vc_column_text]

“Hipotequé mi vida en convencer a los demás / En moldear un cuerpo que era poco funcional / En callar mis deseos y ya nunca supe reaccionar, Los Chikos del Maíz (2021), Volver, Comanchería

[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column width="1/2"][vc_column_text]Citas la frase “No quiero encontrarme porque no me reconozco y tengo pánico a reconocerme, lo reconozco”, de Jerry Coke, en el libro. ¿Tenemos miedo a conocernos? En la ignorancia se vive muy bien, aunque vayamos surfeando olas de inestabilidad. Cuando te desnudas y te vacías, descubres realidades que ni imaginabas y no siempre es fácil lidiar con ello. Reconocerse es duro, pero es el primer paso hacia sentirte mejor.   Dices que “la vida duele”. Desigualdad, racismo, falta de oportunidades… ¿Tenemos herramientas para afrontarla? ¡El comunismo! -ríe-. Aunque suene a broma, una vida entre iguales, con las necesidades básicas cubiertas, horarios laborales compatibles con la vida… ayudaría a una mejor salud mental. Tenemos una educación muy enfocada al individualismo, la competencia, a querer siempre más y más. Hace falta empezar a inculcar otra visión de la vida.   A veces necesitamos un fármaco para aliviar el sufrimiento. ¿Hay alternativas? Lo justo sería que existiera una atención a la salud mental pública de calidad, pero la pandemia ha mostrado todas las carencias que tenemos en nuestra sanidad, se la han cargado. Existen grupos de apoyo mutuo e iniciativas que suplen en parte las carencias del Estado. Pero no terminan de cubrir todas las necesidades.   ¿Afectan las RRSS a nuestra salud mental? Son una droga, aunque todos las consumamos y aceptemos. Están creadas para generarnos adicción, que compartamos vidas fascinantes y, si no alcanzamos ese ideal, estamos fuera del juego. Si toda la educación y las publicaciones en redes sociales van conducidas a compartir el éxito y la alegría, cuando nos duela el día a día, nos sentiremos unos perdedores… pensaremos que no valemos. No creo que actualmente se pueda hacer un uso sano. Se debería destruir lo actual y empezar de cero. ¿Quiénes son las personas con más seguidores? ¿Qué tiene de sano? Nada. Hay cuentas fabulosas, pero son pequeños oasis en un desierto de egocentrismo y competitividad.[/vc_column_text][/vc_column][vc_column width="1/2"][vc_single_image image="88489" img_size="full" onclick="custom_link" img_link_target="_blank" link="https://www.loschikosdelmaiz.com/producto/hambre/"][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column][vc_column_text]

"Si tuviéramos sueldos dignos y vidas dignas, necesitaríamos menos el psicólogo, pero, en caso de necesitarlo, podríamos pagarlo"

[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column][vc_column_text]“Y defendamos la alegría como un derecho / Como el derecho a pan, a trabajo y a techo”, versos de Mario Benedetti de vuestra canción “Defensa de la alegría”. ¿Es la salud mental un derecho? Es un derecho y como tal se debe exigir, no puede ser un privilegio. No tiene que quedarse nadie atrás por no poder pagárselo. Defendamos la alegría porque hasta eso quieren robarnos, si individualizamos la tristeza y la convertimos en derrota nos tendrán dóciles y manejables. La salud mental se cuida entre todas porque es un problema colectivo.   ¿Cómo afrontas la etapa actual como músico? ¿Tienes algún proyecto que quieras compartir? Tras estos dos años difíciles, estamos retomando los festivales con casi total normalidad. Vamos a hacer relativamente pocos conciertos y, de paso, aprovechamos para ver dónde estamos, hacia dónde vamos, escribir... En cuanto el periodismo, sigo con columna quincenal en Público. Aunque me gustaría incrementar este trabajo, ahora no dispongo de tiempo ya que ando cursando el máster de profesor de secundaria. Cuando termine me gustaría plantearme escribir más cosas. Primero debo terminar de digerir este libro, liberarme de presiones autoimpuestas y pensar hacia dónde quiero ir.[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column][vc_video link="https://www.youtube.com/watch?v=se7oVzgDDTE"][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column][vc_column_text css=".vc_custom_1661499145726{background-color: #e8e8e8 !important;}"]

Si quieres leer “Hambre” ponte en contacto con nuestra biblioteca, escribiendo a documentacion@consaludmental.org. Podemos prestarte el libro 30 días.

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“Es importante no encasillar a las personas que sufren un Trastorno por Conduta Alimentaria. Hay mucho detrás, que no se soluciona solo comiendo”

26/08/2022

Es periodista y uno de los cantantes del grupo de rap Los Chikos del Maíz. En su libro “Hambre. Mi historia frente al espejo” (2021) habla de su proceso de recuperación de la anorexia y analiza factores sociales que interfieren en la salud mental. Entrevista publicada en el nº 1 de la Revista Encuentro, año 2022.
Toni Mejías por Natalia Vázquez
Toni Mejías, por Natalia Vázquez

En “Hambre” rompes tabús y cuentas tu experiencia sobre la salud mental. ¿Cómo te has sentido tras su publicación?

Me daba un poco de vértigo, no sabía cómo iba a ser recibido mi relato, pero he sentido el apoyo de la gente.

Meses después tuve que parar un poco. Sentí que todo lo que hacía estaba relacionado con mi enfermedad. Pero la psicóloga, alejarme de las redes sociales y del boom mediático inicial me ha sentado bien.

 

¿Cómo te influyó en tu problema de anorexia ser hombre y cantante de uno de los grupos de rap más combativos?

Ser hombre me influyó muchísimo, no tenía ejemplos masculinos que pudieran alertarme. No comprender que puede afectarte es tardar más en detectarla y comenzar a curarte.

Mi faceta artística me afectó. La exposición es mayor y te generas una autoexigencia que te acaba devorando. Tu autoestima se ve dañada. Esa espiral autodestructiva me condujo hacia un punto de no retorno.

 

¿La gente entiende que detrás de un TCA subyace un problema de salud mental?

Cuando se habla de anorexia solo se visualiza una chica joven, frágil, extremadamente delgada… Pero afecta a jóvenes, mayores, chicos, chicas, delgados, con sobrepeso… En el centro está la mala relación con la comida, pero también un cúmulo de situaciones personales.

Es importante no encasillar a las personas que sufren un TCA. Hay mucho detrás, que no se soluciona solo comiendo, que deja un rastro que, muchas veces, nos acompaña de por vida. Es importante naturalizar el problema. Desde que asumí que estoy roto me siento más liberado y con más fuerzas para recomponerme.

Dejaste de disfrutar de cosas que te gustaban, te obsesionaste con el control… ¿Esto tiene ver con los valores actuales?

Por supuesto. También con la necesidad impuesta de ser productivo. El ritmo de vida que nos han marcado, la necesidad de alcanzar la perfección y tenerlo todo bajo control no es sano. Perder el tiempo hoy día es revolucionario.

 

¿Qué opinas sobre esta cultura que premia la imagen, cumplir expectativas…?

La felicidad de muchas personas proviene de lo que los demás piensan. De los likes, comentarios positivos, visitas… Todo depende de la interacción en las redes sociales y eso es muy peligroso porque siempre vas a querer más. Si te comparas, casi todo el mundo sale perdiendo. Ser el mejor, no tener detractores… es imposible.

Muchas personas parecen disfrutar más del fracaso ajeno que del éxito propio. Cada vez se ve más en redes.

 

La masculinidad heteropatriarcal ¿también hace daño?

Por supuesto. Desde pequeños nos inculcan que ser un hombre es ser fuerte y eso cala. Mismamente, la manera de comunicar a parte de mi familia mi problema ha sido mediante el libro. No nos han enseñado a comunicarnos.

En la adolescencia, mientras las chicas suelen contarse sus problemas, llorar sus penas y compartir sus miedos, los chicos nos ponemos una coraza y pagamos las frustraciones a solas, nos refugiamos en nuestras primeras borracheras o en deportes de contacto. Hay más hombres con problemas mentales que los que dicen las estadísticas, pero en vez de a una psicóloga recurren a la botella o a la violencia.

“Hipotequé mi vida en convencer a los demás / En moldear un cuerpo que era poco funcional / En callar mis deseos y ya nunca supe reaccionar, Los Chikos del Maíz (2021), Volver, Comanchería

Citas la frase “No quiero encontrarme porque no me reconozco y tengo pánico a reconocerme, lo reconozco”, de Jerry Coke, en el libro. ¿Tenemos miedo a conocernos?

En la ignorancia se vive muy bien, aunque vayamos surfeando olas de inestabilidad. Cuando te desnudas y te vacías, descubres realidades que ni imaginabas y no siempre es fácil lidiar con ello. Reconocerse es duro, pero es el primer paso hacia sentirte mejor.

 

Dices que “la vida duele”. Desigualdad, racismo, falta de oportunidades… ¿Tenemos herramientas para afrontarla?

¡El comunismo! -ríe-. Aunque suene a broma, una vida entre iguales, con las necesidades básicas cubiertas, horarios laborales compatibles con la vida… ayudaría a una mejor salud mental.

Tenemos una educación muy enfocada al individualismo, la competencia, a querer siempre más y más. Hace falta empezar a inculcar otra visión de la vida.

 

A veces necesitamos un fármaco para aliviar el sufrimiento. ¿Hay alternativas?

Lo justo sería que existiera una atención a la salud mental pública de calidad, pero la pandemia ha mostrado todas las carencias que tenemos en nuestra sanidad, se la han cargado. Existen grupos de apoyo mutuo e iniciativas que suplen en parte las carencias del Estado. Pero no terminan de cubrir todas las necesidades.

 

¿Afectan las RRSS a nuestra salud mental?

Son una droga, aunque todos las consumamos y aceptemos. Están creadas para generarnos adicción, que compartamos vidas fascinantes y, si no alcanzamos ese ideal, estamos fuera del juego. Si toda la educación y las publicaciones en redes sociales van conducidas a compartir el éxito y la alegría, cuando nos duela el día a día, nos sentiremos unos perdedores… pensaremos que no valemos.

No creo que actualmente se pueda hacer un uso sano. Se debería destruir lo actual y empezar de cero. ¿Quiénes son las personas con más seguidores? ¿Qué tiene de sano? Nada. Hay cuentas fabulosas, pero son pequeños oasis en un desierto de egocentrismo y competitividad.

«Si tuviéramos sueldos dignos y vidas dignas, necesitaríamos menos el psicólogo, pero, en caso de necesitarlo, podríamos pagarlo»

“Y defendamos la alegría como un derecho / Como el derecho a pan, a trabajo y a techo”, versos de Mario Benedetti de vuestra canción “Defensa de la alegría”. ¿Es la salud mental un derecho?

Es un derecho y como tal se debe exigir, no puede ser un privilegio. No tiene que quedarse nadie atrás por no poder pagárselo. Defendamos la alegría porque hasta eso quieren robarnos, si individualizamos la tristeza y la convertimos en derrota nos tendrán dóciles y manejables. La salud mental se cuida entre todas porque es un problema colectivo.

 

¿Cómo afrontas la etapa actual como músico? ¿Tienes algún proyecto que quieras compartir?

Tras estos dos años difíciles, estamos retomando los festivales con casi total normalidad. Vamos a hacer relativamente pocos conciertos y, de paso, aprovechamos para ver dónde estamos, hacia dónde vamos, escribir…

En cuanto el periodismo, sigo con columna quincenal en Público. Aunque me gustaría incrementar este trabajo, ahora no dispongo de tiempo ya que ando cursando el máster de profesor de secundaria. Cuando termine me gustaría plantearme escribir más cosas. Primero debo terminar de digerir este libro, liberarme de presiones autoimpuestas y pensar hacia dónde quiero ir.

Si quieres leer “Hambre” ponte en contacto con nuestra biblioteca, escribiendo a documentacion@consaludmental.org. Podemos prestarte el libro 30 días.

Entrevista publicada en el nº 1 de la Revista Encuentro, 2022.