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Recorrí numerosos hospitales y, a lo largo de la enfermedad, tuve muchos intentos de suicidio. Tan desesperada estaba y sin ganas de vivir, que no pensaba en el dolor de mi familia si muriese. Por suerte, salí bien librada de esos intentos, y entonces sí que era cuando me arrepentía y me daba cuenta de que la vida es muy bella, que merece la pena vivirla y disfrutar de ella.

En dos o tres ocasiones, estando ingresada, me hicieron contención mecánica. Yo me resistía, gritando y maldiciendo, no servía de nada. Cuatro “armarios” me arrastraron por un pasillo hasta una pequeña y obscura habitación. Me ataron con correas de cuero, con brazos y piernas separadas. Me quedé totalmente inmovilizada, me dolían las muñecas y los tobillos. Estaba desesperada e indignada. Me sentía humillada y tratada de manera cruel, vejatoria y aberrante. De hecho, según la OMS, es considerada un “acto de tortura”. En algunos países se ha derogado por ley. Para mí, es algo que no puedo olvidar, es como una herida que no ha podido cicatrizarse. Estoy luchando para que desaparezca a través de artículos y un documental. Ojalá se vean realizados mis deseos.

Las contenciones permanecen ocultas, pues no hay un registro en el que figuren con el nombre del paciente en cuestión, fecha y persona que la ha atado. No hay constancia de nada, de manera que paciente/familiares no pueden reclamar algo que brilla por su ausencia. Es vergonzoso y no hay ley que nos ampare en este mundo de una psiquiatría deficiente y de pocos recursos.

Mi trastorno bipolar ha ido evolucionando. He aprendido a convivir con él, aceptarlo, como un tipo de enfermedad más; qué remedio, me toca… El hecho de que sea crónica no me preocupa demasiado, pues pueden aparecer medicamentos más eficaces que, aunque no curen, al menos los bipolares podamos resultar asintomáticos[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column][vc_column_text]Durante largas temporadas, me han tratado con distintos antidepresivos, sin ningún resultado positivo. Me propusieron someterme a varias sesiones de TEC (Terapia Electroconvulsiva o “electroshocks”) que, si bien mejoraron las depresiones, me afectaron la memoria.

Hace seis años comencé a ir a la Associació Salut Mental Pallars. Gracias a mis compañeros y a los talleres que hago, he mejorado. Mis subidas y bajadas son más suaves en intensidad y el tiempo que duran. Mis hijos, y en especial mi marido, me ayudan y apoyan. Esto hace que mi bipolaridad sea más llevadera y pueda tener una mejor calidad de vida y verme integrada en la sociedad.

 

Artículo de opinión, pertenenciente a la sección "La Voz de SALUD MENTAL ESPAÑA", publicado en el nº 1 de la Revista Encuentro, 2023.[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column][vc_separator][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column][vc_column_text]Recientemente Contxi participó en la jornada de presentación del informe sobre tratamientos e ingresos involuntarios en salud mental. Puedes ver y escuchar la intervención de Contxi en este vídeo.[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column][vc_video link="https://www.youtube.com/live/H84WRORtaeM?feature=shared&t=5582"][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column width="1/4"][vc_btn title="VOLVER A NOTICIAS" style="gradient-custom" gradient_custom_color_1="#ffffff" gradient_custom_color_2="#ffffff" gradient_text_color="#005b50" shape="square" align="center" i_icon_fontawesome="fa fa-chevron-circle-left" add_icon="true" link="url:%2Fnoticias%2F|title:NOTICIAS||"][/vc_column][vc_column width="1/4"][/vc_column][vc_column width="1/4"][/vc_column][vc_column width="1/4"][/vc_column][/vc_row]
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Mi trastorno bipolar

06/11/2023

Artículo de opinión de Contxi García de Marina Alloza, vocal de la Junta Directiva de la Associació Salut Mental Pallars en Primera Persona. Publicado en el nº 1 de la Revista Encuentro, año 2023.
LA VOZ_Conxi García de Marina Alloza

Hace ya 30 años me diagnosticaron trastorno bipolar. Todo empezó con ataques de pánico: me quedaba inmóvil como una estatua, no podía articular una sola palabra… Seguidamente, caí en una grave depresión que me mantuvo en cama muchos meses. Pasada esta, di un viraje a la manía. No entendía nada, notaba que mi estado de ánimo no era el mismo, estaba fuera de la normalidad. Me encontraba eufórica y muy feliz. Hacía muchas cosas sin parar ni descansar, casi no dormía. No paraba de hablar (verborrea) y tenía alucinaciones y delirios de grandeza. Mi psiquiatra me explicó los síntomas de la depresión/hipomanía/manía y estados mixtos. No podía ni quería aceptar mi nueva enfermedad. Mi cabeza bullía, era como una tormenta, mi cerebro recogía mis altibajos y los registraba para exteriorizarlos siempre que quería.

Recorrí numerosos hospitales y, a lo largo de la enfermedad, tuve muchos intentos de suicidio. Tan desesperada estaba y sin ganas de vivir, que no pensaba en el dolor de mi familia si muriese. Por suerte, salí bien librada de esos intentos, y entonces sí que era cuando me arrepentía y me daba cuenta de que la vida es muy bella, que merece la pena vivirla y disfrutar de ella.

En dos o tres ocasiones, estando ingresada, me hicieron contención mecánica. Yo me resistía, gritando y maldiciendo, no servía de nada. Cuatro “armarios” me arrastraron por un pasillo hasta una pequeña y obscura habitación. Me ataron con correas de cuero, con brazos y piernas separadas. Me quedé totalmente inmovilizada, me dolían las muñecas y los tobillos. Estaba desesperada e indignada. Me sentía humillada y tratada de manera cruel, vejatoria y aberrante. De hecho, según la OMS, es considerada un “acto de tortura”. En algunos países se ha derogado por ley. Para mí, es algo que no puedo olvidar, es como una herida que no ha podido cicatrizarse. Estoy luchando para que desaparezca a través de artículos y un documental. Ojalá se vean realizados mis deseos.

Las contenciones permanecen ocultas, pues no hay un registro en el que figuren con el nombre del paciente en cuestión, fecha y persona que la ha atado. No hay constancia de nada, de manera que paciente/familiares no pueden reclamar algo que brilla por su ausencia. Es vergonzoso y no hay ley que nos ampare en este mundo de una psiquiatría deficiente y de pocos recursos.

Mi trastorno bipolar ha ido evolucionando. He aprendido a convivir con él, aceptarlo, como un tipo de enfermedad más; qué remedio, me toca… El hecho de que sea crónica no me preocupa demasiado, pues pueden aparecer medicamentos más eficaces que, aunque no curen, al menos los bipolares podamos resultar asintomáticos

Durante largas temporadas, me han tratado con distintos antidepresivos, sin ningún resultado positivo. Me propusieron someterme a varias sesiones de TEC (Terapia Electroconvulsiva o “electroshocks”) que, si bien mejoraron las depresiones, me afectaron la memoria.

Hace seis años comencé a ir a la Associació Salut Mental Pallars. Gracias a mis compañeros y a los talleres que hago, he mejorado. Mis subidas y bajadas son más suaves en intensidad y el tiempo que duran. Mis hijos, y en especial mi marido, me ayudan y apoyan. Esto hace que mi bipolaridad sea más llevadera y pueda tener una mejor calidad de vida y verme integrada en la sociedad.

 

Artículo de opinión, pertenenciente a la sección «La Voz de SALUD MENTAL ESPAÑA», publicado en el nº 1 de la Revista Encuentro, 2023.

Recientemente Contxi participó en la jornada de presentación del informe sobre tratamientos e ingresos involuntarios en salud mental. Puedes ver y escuchar la intervención de Contxi en este vídeo.