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    [post_content] => [vc_row][vc_column][vc_column_text]Los vestigios más antiguos de la existencia de la música datan de hace 35.000 años. Unas flautas, elaboradas a partir de huesos de buitre, cisne o dientes de mamut, pudieron servir, entre otras muchas cosas y según un estudio publicado en Nature, para contribuir al mantenimiento de mayores redes sociales”. Servía entonces y parece que sigue sirviendo ahora.[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column width="1/2"][vc_single_image image="82693" img_size="full" add_caption="yes" onclick="link_image"][/vc_column][vc_column width="1/2"][vc_column_text]Unos 34.800 años después de aquellos inicios de la música como elemento de socialización, en concreto, en la primera mitad del siglo XIX, la música también comenzó a verse como una opción terapéutica, al comprobar sus efectos positivos sobre la salud, y dando lugar así al concepto de musicoterapia.

Ernest Martínez Massanet es un educador musical y musicoterapeuta, que trabaja con personas con problemas de salud mental. Destaca de la musicoterapia su carácter no intrusivo, basado en el uso de la música y sus elementos musicales, como el sonido, ritmo, la melodía y armonía, para facilitar y promover la comunicación, las relaciones, el aprendizaje, el movimiento, la expresión, la organización, y con ello, desarrollar o restaurar potenciales funciones de la persona, de manera que pueda lograr una mejor integración intra e interpersonal y, consecuentemente, una mejor calidad de vida.

En palabras del especialista, “se trata, en muchos casos, de despertar a estas personas, muchas de ellas sobremedicadas y con un nivel físico-cognitivo muy bajo, para que conecten con su yo sociable, que comunica y que se expresa”.

Según explica Martínez Massanet, junto a la música, el juego, el movimiento libre, la voz, la improvisación rítmica, la canción, o también la manipulación de pelotas o materiales como ropa, papel o la expresión gráfica y escrita, son algunas de las herramientas y actividades vinculadas a este tipo de terapia y a las diferentes áreas sobre las que actúa: afectiva, social, espiritual, emocional, cognitiva y física.[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column][vc_column_text]Martínez Massanet ha dirigido y coordinado el ‘Estudio descriptivo de la implementación de un programa de musicoterapia en personas con trastorno mental severo ingresadas en unidades de hospitalización breve y de rehabilitación psiquiátricas, ‘Dando la nota’, que revela cómo las sesiones de musicoterapia generan cambios positivos en el estado de ánimo de las personas con las que trabaja. Una de las principales conclusiones de dicho estudio hace referencia al alto nivel de convivencia armónica que se produce en las sesiones grupales, fruto del trabajo entre iguales y la desaparición de roles que se produce con la eliminación del uso del lenguaje.

Georgina Martínez, educadora social, coterapeuta y coautora del estudio mencionado, destaca cómo “el hecho de prescindir de la comunicación verbal explícita supone entrar en otra dimensión, donde el gesto, la mirada, la intención, la interpretación o la respuesta adquieren otro valor y potencialidad, al mismo tiempo que permite la comunicación de igual a igual entre los participantes. Se produce un refuerzo empático entre todos en un ambiente de confianza, solidaridad y mucho respeto”.

Martínez destaca también el vínculo que se crea, con estas sesiones, entre terapeuta y participante en el que la ausencia de lenguaje permite una relación que no se basa en ideas o roles predeterminados.

Con la musicoterapia, las personas encuentran un espacio de libertad y recuperación que “debería ser observado con mayor interés por médicos especialistas y psicoterapeutas”, reclama la terapeuta. En este escenario, tanto la experta como el experto apelan a la “necesidad de diseñar un proceso a medio y largo plazo con sesiones regulares para poder observar y percibir la evolución en cada persona”.

En España, sin embargo, la musicoterapia se encuentra aún en un estadio inicial y de “poca confianza” en el ámbito de la Medicina, así como de poco conocimiento. “Hay pocas universidades en nuestro país que ofrecen la formación en esta disciplina y que tengan la posibilidad de ofrecer una titulación oficial reconocida por el Ministerio de Educación”, apunta Martínez Massanet, quien además llama la atención sobre el hecho de que “en muchos casos, se confunde el acompañamiento musical o musicado de las personas, por supuesto siempre bienvenido, con la musicoterapia, cuando lo que se realiza en realidad, es una estimulación sensorial auditiva”. 

Para Martínez y Martínez Massanet, los ejemplos a seguir se encuentran en países como Argentina o Estados Unidos, donde la musicoterapia está presente con normalidad en los equipos de seguimiento y diagnóstico de los principales hospitales e instituciones médicas y su estudio y acreditación comporta realizar carreras de cinco o seis años más especializaciones.

En opinión de Martínez Massanet, “sería fundamental tener y compartir una mayor consciencia por parte de las instituciones de todo lo que puede aportar la musicoterapia en los diferentes ámbitos de actuación de la salud sociocomunitaria, la educación especial, centros de reinserción, etc”.

En este sentido, el terapeuta destaca también la importancia de aplicar este trabajo a la población infantil, de manera preventiva para su salud mental, “profundizando en la propiocepción, la coordinación, la atención, la comprensión sonora, aprender a escuchar, el respeto y, en definitiva, todo lo que pueda ayudar a formar y consolidar una personalidad equilibrada y estable, que permita edificar y establecer una base sólida, psicosocial y física, en la personalidad de todo individuo”.[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column][vc_separator][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column][vc_column_text]Entrevista publicada en el nº 1 de la Revista Encuentro, 2021.[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column width="1/4"][vc_btn title="VOLVER A NOTICIAS" style="gradient-custom" gradient_custom_color_1="#ffffff" gradient_custom_color_2="#ffffff" gradient_text_color="#005b50" shape="square" align="center" i_icon_fontawesome="fa fa-chevron-circle-left" add_icon="true" link="url:%2Fnoticias%2F|title:NOTICIAS||"][/vc_column][vc_column width="1/4"][/vc_column][vc_column width="1/4"][/vc_column][vc_column width="1/4"][/vc_column][/vc_row]
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Musicoterapia en salud mental: recuperación en un espacio de libertad, empatía y sin roles

04/01/2022

Artículo sobre la utilidad de la música en terapias dirigidas a problemas de salud mental, publicado en la sección "Salud mental al día", del nº 1 de Revista Encuentro del año 2021.

Los vestigios más antiguos de la existencia de la música datan de hace 35.000 años. Unas flautas, elaboradas a partir de huesos de buitre, cisne o dientes de mamut, pudieron servir, entre otras muchas cosas y según un estudio publicado en Nature, para contribuir al mantenimiento de mayores redes sociales”. Servía entonces y parece que sigue sirviendo ahora.

Taller de musicoterapia en el centro residencial de ALFAEM, entidad de SALUD MENTAL ESPAÑA
Taller de musicoterapia en el centro residencial de ALFAEM, entidad de SALUD MENTAL ESPAÑA

Unos 34.800 años después de aquellos inicios de la música como elemento de socialización, en concreto, en la primera mitad del siglo XIX, la música también comenzó a verse como una opción terapéutica, al comprobar sus efectos positivos sobre la salud, y dando lugar así al concepto de musicoterapia.

Ernest Martínez Massanet es un educador musical y musicoterapeuta, que trabaja con personas con problemas de salud mental. Destaca de la musicoterapia su carácter no intrusivo, basado en el uso de la música y sus elementos musicales, como el sonido, ritmo, la melodía y armonía, para facilitar y promover la comunicación, las relaciones, el aprendizaje, el movimiento, la expresión, la organización, y con ello, desarrollar o restaurar potenciales funciones de la persona, de manera que pueda lograr una mejor integración intra e interpersonal y, consecuentemente, una mejor calidad de vida.

En palabras del especialista, “se trata, en muchos casos, de despertar a estas personas, muchas de ellas sobremedicadas y con un nivel físico-cognitivo muy bajo, para que conecten con su yo sociable, que comunica y que se expresa”.

Según explica Martínez Massanet, junto a la música, el juego, el movimiento libre, la voz, la improvisación rítmica, la canción, o también la manipulación de pelotas o materiales como ropa, papel o la expresión gráfica y escrita, son algunas de las herramientas y actividades vinculadas a este tipo de terapia y a las diferentes áreas sobre las que actúa: afectiva, social, espiritual, emocional, cognitiva y física.

Martínez Massanet ha dirigido y coordinado el ‘Estudio descriptivo de la implementación de un programa de musicoterapia en personas con trastorno mental severo ingresadas en unidades de hospitalización breve y de rehabilitación psiquiátricas, ‘Dando la nota’, que revela cómo las sesiones de musicoterapia generan cambios positivos en el estado de ánimo de las personas con las que trabaja. Una de las principales conclusiones de dicho estudio hace referencia al alto nivel de convivencia armónica que se produce en las sesiones grupales, fruto del trabajo entre iguales y la desaparición de roles que se produce con la eliminación del uso del lenguaje.

Georgina Martínez, educadora social, coterapeuta y coautora del estudio mencionado, destaca cómo “el hecho de prescindir de la comunicación verbal explícita supone entrar en otra dimensión, donde el gesto, la mirada, la intención, la interpretación o la respuesta adquieren otro valor y potencialidad, al mismo tiempo que permite la comunicación de igual a igual entre los participantes. Se produce un refuerzo empático entre todos en un ambiente de confianza, solidaridad y mucho respeto”.

Martínez destaca también el vínculo que se crea, con estas sesiones, entre terapeuta y participante en el que la ausencia de lenguaje permite una relación que no se basa en ideas o roles predeterminados.

Con la musicoterapia, las personas encuentran un espacio de libertad y recuperación que “debería ser observado con mayor interés por médicos especialistas y psicoterapeutas”, reclama la terapeuta. En este escenario, tanto la experta como el experto apelan a la “necesidad de diseñar un proceso a medio y largo plazo con sesiones regulares para poder observar y percibir la evolución en cada persona”.

En España, sin embargo, la musicoterapia se encuentra aún en un estadio inicial y de “poca confianza” en el ámbito de la Medicina, así como de poco conocimiento. “Hay pocas universidades en nuestro país que ofrecen la formación en esta disciplina y que tengan la posibilidad de ofrecer una titulación oficial reconocida por el Ministerio de Educación”, apunta Martínez Massanet, quien además llama la atención sobre el hecho de que “en muchos casos, se confunde el acompañamiento musical o musicado de las personas, por supuesto siempre bienvenido, con la musicoterapia, cuando lo que se realiza en realidad, es una estimulación sensorial auditiva”.

Para Martínez y Martínez Massanet, los ejemplos a seguir se encuentran en países como Argentina o Estados Unidos, donde la musicoterapia está presente con normalidad en los equipos de seguimiento y diagnóstico de los principales hospitales e instituciones médicas y su estudio y acreditación comporta realizar carreras de cinco o seis años más especializaciones.

En opinión de Martínez Massanet, “sería fundamental tener y compartir una mayor consciencia por parte de las instituciones de todo lo que puede aportar la musicoterapia en los diferentes ámbitos de actuación de la salud sociocomunitaria, la educación especial, centros de reinserción, etc”.

En este sentido, el terapeuta destaca también la importancia de aplicar este trabajo a la población infantil, de manera preventiva para su salud mental, “profundizando en la propiocepción, la coordinación, la atención, la comprensión sonora, aprender a escuchar, el respeto y, en definitiva, todo lo que pueda ayudar a formar y consolidar una personalidad equilibrada y estable, que permita edificar y establecer una base sólida, psicosocial y física, en la personalidad de todo individuo”.

Entrevista publicada en el nº 1 de la Revista Encuentro, 2021.