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[post_content] => [vc_row][vc_column][vc_column_text css=""]La precariedad laboral es hoy un fenómeno estructural que se extiende a una gran diversidad de empleos y que daña la salud mental de las personas trabajadoras. Según el Informe PRESME ‘Precariedad laboral y la salud mental’, España es uno de los países de la Unión Europea con mayor tasa de población ocupada en riesgo de pobreza y exclusión social. El documento recoge que, en 2021, un 17,9% de las personas con trabajo vivían en la pobreza a causa de sus bajos ingresos y de las inadecuadas condiciones laborales. ¿Cómo afecta esta situación a la salud mental y al bienestar de la población?[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column][vc_column_text css=""]Según este informe, más de la mitad (50,8%) del mercado laboral en España (23,4 millones de personas, incluyendo las desempleadas), está en situación de precariedad. Existe, además, una brecha salarial de género debido a la cual el salario anual más frecuente en las mujeres representó el 73% del salario más frecuente en los hombres.
Los datos reflejan una situación cada vez más preocupante, que no afecta solo a nivel económico, sino a nivel de salud mental. Edgar Cabanas, doctor en Psicología y profesor de Filosofía en la UNED (Universidad Nacional de Educación a Distancia), explica que la precariedad laboral “está estrecha y directamente relacionada con muy diversos problemas de salud mental, incluyendo la depresión, la ansiedad, el estrés o la fatiga crónica”.
Pero ¿qué entendemos por trabajos precarios? Cabanas lo explica de la siguiente manera: “La inseguridad y la temporalidad en el empleo, los bajos salarios, la presión en el trabajo, el exceso de horas de trabajo y el impago de las horas extraordinarias, la falta de oportunidades de promoción y mejora interna, las dificultades de conciliación familia-trabajo, las malas relaciones interpersonales dentro del entorno laboral, la ausencia de autonomía y capacidad de decisión sobre las propias tareas, o las pobres condiciones ergonómicas (ej. peligrosidad) son todos aspectos que, en su conjunto, perfilan lo que conocemos como trabajos precarios”. Se trata, por tanto, de múltiples factores que tienen, además, impacto en otras áreas de la vida.[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column][vc_single_image image="128946" img_size="full" css=""][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column width="1/2"][vc_single_image image="128948" img_size="full" css=""][/vc_column][vc_column width="1/2"][vc_column_text css=""]
“Las trabajadoras y los trabajadores precarios tienen casi un 40% más de probabilidades de padecer problemas de salud mental que el resto”
[/vc_column_text][vc_column_text css=""]De hecho, la precariedad en el empleo tiene una relación muy estrecha con la precariedad social, que incluye las dificultades económicas o los problemas de acceso a la vivienda. Además, es crucial tener en cuenta otras circunstancias sociales en las que, con frecuencia, las personas pueden sufrir una discriminación añadida (debido al género, edad, racialización o situación de migración, entre otros factores) que afecta a su salud y bienestar.
Cuanto mayor es el nivel de precariedad laboral, mayor es también la posibilidad de tener una mala salud mental. La Encuesta Europea de Salud en España (2020) analizó el riesgo de depresión según el nivel de estabilidad laboral. Entre la población activa, hubo un total de 511.000 casos de depresión. De ellos, según el Informe PRESME, un total de 170.000 casos se habrían podido evitar, si la población precarizada hubiese tenido un empleo estable.[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column][vc_column_text css=""]Edgar Cabanas corrobora que el estrés laboral es consecuencia directa de la precariedad y, en sí mismo, es un indicador de mala salud mental. Prolongado en el tiempo, el estrés laboral se traduce en nerviosismo y ansiedad, tristeza y depresión, cansancio mental y físico, dificultad para concentrase y para descansar, o falta de motivación y de sentido vital. “Sabemos que las trabajadoras y los trabajadores precarios tienen casi un 40% más de probabilidades de padecer problemas de salud mental que el resto”, asegura el doctor en Psicología. “El hecho de que cada vez haya más problemas de salud mental se debe, de forma principal y directa, al empeoramiento progresivo de las condiciones de empleo y trabajo. Esto significa que el principal problema de la salud mental es estructural, es decir, político, legislativo y económico”, añade.[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column][vc_column_text css=""]
“El principal problema de la salud mental es estructural, es decir, político, legislativo y económico”
[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column width="1/2"][vc_column_text css=""]Según el Informe ‘La situación de la salud mental en España’, elaborado por la Confederación SALUD MENTAL ESPAÑA y la Fundación Mutua Madrileña, el 47,5% de la población del país está muy o bastante preocupada por no poder pagar sus facturas. El 53,4% son mujeres frente al 41% de los hombres. De las personas que trabajan, un 45,9% teme perder su empleo y al 39% le preocupa no poder hacer frente al pago del alquiler o la hipoteca. La estabilidad laboral (85,5%) y poder llegar sin problemas a fin de mes (85,9%) son factores importantes para el bienestar emocional.
A esto se suma que España es el país que más ansiolíticos e hipnóticos consume del mundo por habitante, según el Informe PRESME. En el documento se indica que las personas con malestar psíquico relacionado con la precariedad “acaban llegando a la red especializada de salud mental debido al desborde del sistema de atención primaria. Al no disponer de los medios para afrontar un complejo problema social, muchas personas buscan apoyo para su seguimiento y tratamiento en la red de salud mental”. Por ello, se añade, “la cronicidad de la sintomatología y la falta de respuesta a los tratamientos psicoterapéuticos y farmacológicos es un fenómeno frecuente”.[/vc_column_text][/vc_column][vc_column width="1/2"][vc_single_image image="128951" img_size="full" css=""][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column][vc_column_text css=""]
Un total de 170.000 casos de depresión se habrían podido evitar si la población precarizada hubiera tenido un empleo estable
Cabanas afirma que toda medida que pretenda mejorar la salud mental “debe ir dirigida a reducir y eliminar las deficiencias, desigualdades, abusos y contradicciones que se producen en el mercado laboral en general y las condiciones de trabajo en particular”. Según el psicólogo, “no hay mejor intervención que se pueda hacer en materia de salud mental que la de mejorar las condiciones de trabajo”.
Se trata, en primer lugar, de proporcionar un trabajo digno, un concepto que ha planteado la OIT (Organización Internacional al Trabajo). Entre las medidas que las empresas pueden poner en marcha para mejorar la salud mental de las personas trabajadoras, se encuentran la conciliación personal y familiar, implementar medidas de flexibilidad laboral, desarrollar condiciones de trabajo transparentes y previsibles, eliminar la distribución irregular de jornadas o respetar los horarios estipulados. Otras medidas que pueden contribuir a mejorar la situación de determinadas personas es el aumento del salario mínimo interprofesional o la reducción de la jornada laboral, con el fin de mejorar la conciliación y ofrecer más horas de tiempo libre.
Según la Guía ‘La importancia de la salud mental para el bienestar laboral’, editada por SALUD MENTAL ESPAÑA en el marco del programa ‘Trabajar sin máscaras. Emplear sin barreras’ gracias a la financiación del Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social en la convocatoria de 0,7 2020/2021, los beneficios de que las empresas inviertan en promoción de la salud mental y bienestar laboral son claros. Por un lado, fomentan una cultura organizacional que promueve el sentido de pertenencia, la motivación y la calidez humana. Por otro, se mejora el clima laboral, favoreciendo el trabajo en equipo y la comunicación. Además, se garantiza el incremento de la productividad y rendimiento de las personas al contar con un equipo más motivado, implicado y proactivo.
¿Y qué hay de esas intervenciones destinadas a enseñar relajación, gestión emocional u optimismo a las personas trabajadoras? En opinión de Edgar Cabanas, pueden ser interesantes, pero nunca deben suplir el carácter urgente de eliminar las malas condiciones laborales. “A una persona que apenas llega a fin de mes y cuya situación laboral es de total incertidumbre ningún curso de mindfulness o de resiliencia le va a ser de ayuda, pues su problema no es personal sino situacional. Es más, puede agravar el problema al hacer pensar a esa persona que la principal responsable de su depresión es ella y no su trabajo”, asevera.[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column][vc_column_text css=""]
“No hay mejor intervención que se pueda hacer en materia de salud mental que la de mejorar las condiciones de trabajo”
[/vc_column_text][vc_column_text css=""]Cabanas da la vuelta a una frase muy conocida y la transforma de la siguiente manera: “Elige un trabajo que te guste e igualmente tendrás que trabajar todos los días de tu vida”. Lo hace para reflexionar sobre la importancia de “restarle romanticismo a la idea de que el trabajo es la fuente principal de realización personal y de sentido vital. Para quien lo sea, nos alegramos. Pero al resto no le hacemos ningún favor con este tipo de discursos".
“Queramos o no, el trabajo es central en nuestras vidas. De él extraemos no sólo los recursos económicos necesarios para vivir, sino que de él derivan también nuestras amistades y relaciones personales, la forma en la que organizamos nuestro presente y hasta nuestro futuro, el lugar donde ponemos a prueba de lo que somos capaces y de lo que no... Pero quizás no debería ser así y debamos replantear el lugar que el trabajo ocupa y nos preocupa en nuestras vidas”, concluye.[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column][vc_separator][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column][vc_column_text css=""]Reportaje publicado en el nº 1 de la Revista Encuentro de 2024.[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row][vc_row bg_type="bg_color" bg_color_value="#dbdbdb" css=".vc_custom_1726824024391{background-color: #e0e0e0 !important;}"][vc_column][vc_column_text css=""]DÍA MUNDIAL DE LA SALUD MENTAL 2024[/vc_column_text][vc_single_image image="128967" img_size="full" onclick="custom_link" img_link_target="_blank" css="" link="https://consaludmental.org/dia-mundial-de-la-salud-mental/dia-mundial-de-la-salud-mental-2024/"][vc_column_text css=""]Un año más, en 2024 la Confederación se ha sumado al tema propuesto por la Federación Mundial de la Salud Mental, que este año ha centrado el foco en la necesidad de priorizar la salud mental en el trabajo. El lema elegido por votación popular fue "Trabajo y salud mental, un vínculo fundamental".[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column width="1/4"][vc_btn title="VOLVER A NOTICIAS" style="gradient-custom" gradient_custom_color_1="#ffffff" gradient_custom_color_2="#ffffff" gradient_text_color="#005b50" shape="square" align="center" i_icon_fontawesome="fa fa-chevron-circle-left" add_icon="true" link="url:%2Fnoticias%2F|title:NOTICIAS||"][/vc_column][vc_column width="1/4"][/vc_column][vc_column width="1/4"][/vc_column][vc_column width="1/4"][/vc_column][/vc_row]
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Precariedad laboral, un fenómeno que daña la salud mental
20/09/2024
Reportaje sobre las consecuencias para la salud mental de la precariedad laboral y de la necesidad de entornos laborales saludables. Publicado en el nº 1 de la Revista Encuentro de 2024.
La precariedad laboral es hoy un fenómeno estructural que se extiende a una gran diversidad de empleos y que daña la salud mental de las personas trabajadoras. Según el Informe PRESME ‘Precariedad laboral y la salud mental’, España es uno de los países de la Unión Europea con mayor tasa de población ocupada en riesgo de pobreza y exclusión social. El documento recoge que, en 2021, un 17,9% de las personas con trabajo vivían en la pobreza a causa de sus bajos ingresos y de las inadecuadas condiciones laborales. ¿Cómo afecta esta situación a la salud mental y al bienestar de la población?
Según este informe, más de la mitad (50,8%) del mercado laboral en España (23,4 millones de personas, incluyendo las desempleadas), está en situación de precariedad. Existe, además, una brecha salarial de género debido a la cual el salario anual más frecuente en las mujeres representó el 73% del salario más frecuente en los hombres.
Los datos reflejan una situación cada vez más preocupante, que no afecta solo a nivel económico, sino a nivel de salud mental. Edgar Cabanas, doctor en Psicología y profesor de Filosofía en la UNED (Universidad Nacional de Educación a Distancia), explica que la precariedad laboral “está estrecha y directamente relacionada con muy diversos problemas de salud mental, incluyendo la depresión, la ansiedad, el estrés o la fatiga crónica”.
Pero ¿qué entendemos por trabajos precarios? Cabanas lo explica de la siguiente manera: “La inseguridad y la temporalidad en el empleo, los bajos salarios, la presión en el trabajo, el exceso de horas de trabajo y el impago de las horas extraordinarias, la falta de oportunidades de promoción y mejora interna, las dificultades de conciliación familia-trabajo, las malas relaciones interpersonales dentro del entorno laboral, la ausencia de autonomía y capacidad de decisión sobre las propias tareas, o las pobres condiciones ergonómicas (ej. peligrosidad) son todos aspectos que, en su conjunto, perfilan lo que conocemos como trabajos precarios”. Se trata, por tanto, de múltiples factores que tienen, además, impacto en otras áreas de la vida.
“Las trabajadoras y los trabajadores precarios tienen casi un 40% más de probabilidades de padecer problemas de salud mental que el resto”
De hecho, la precariedad en el empleo tiene una relación muy estrecha con la precariedad social, que incluye las dificultades económicas o los problemas de acceso a la vivienda. Además, es crucial tener en cuenta otras circunstancias sociales en las que, con frecuencia, las personas pueden sufrir una discriminación añadida (debido al género, edad, racialización o situación de migración, entre otros factores) que afecta a su salud y bienestar.
Cuanto mayor es el nivel de precariedad laboral, mayor es también la posibilidad de tener una mala salud mental. La Encuesta Europea de Salud en España (2020) analizó el riesgo de depresión según el nivel de estabilidad laboral. Entre la población activa, hubo un total de 511.000 casos de depresión. De ellos, según el Informe PRESME, un total de 170.000 casos se habrían podido evitar, si la población precarizada hubiese tenido un empleo estable.
Edgar Cabanas corrobora que el estrés laboral es consecuencia directa de la precariedad y, en sí mismo, es un indicador de mala salud mental. Prolongado en el tiempo, el estrés laboral se traduce en nerviosismo y ansiedad, tristeza y depresión, cansancio mental y físico, dificultad para concentrase y para descansar, o falta de motivación y de sentido vital. “Sabemos que las trabajadoras y los trabajadores precarios tienen casi un 40% más de probabilidades de padecer problemas de salud mental que el resto”, asegura el doctor en Psicología. “El hecho de que cada vez haya más problemas de salud mental se debe, de forma principal y directa, al empeoramiento progresivo de las condiciones de empleo y trabajo. Esto significa que el principal problema de la salud mental es estructural, es decir, político, legislativo y económico”, añade.
“El principal problema de la salud mental es estructural, es decir, político, legislativo y económico”
Según el Informe ‘La situación de la salud mental en España’, elaborado por la Confederación SALUD MENTAL ESPAÑA y la Fundación Mutua Madrileña, el 47,5% de la población del país está muy o bastante preocupada por no poder pagar sus facturas. El 53,4% son mujeres frente al 41% de los hombres. De las personas que trabajan, un 45,9% teme perder su empleo y al 39% le preocupa no poder hacer frente al pago del alquiler o la hipoteca. La estabilidad laboral (85,5%) y poder llegar sin problemas a fin de mes (85,9%) son factores importantes para el bienestar emocional.
A esto se suma que España es el país que más ansiolíticos e hipnóticos consume del mundo por habitante, según el Informe PRESME. En el documento se indica que las personas con malestar psíquico relacionado con la precariedad “acaban llegando a la red especializada de salud mental debido al desborde del sistema de atención primaria. Al no disponer de los medios para afrontar un complejo problema social, muchas personas buscan apoyo para su seguimiento y tratamiento en la red de salud mental”. Por ello, se añade, “la cronicidad de la sintomatología y la falta de respuesta a los tratamientos psicoterapéuticos y farmacológicos es un fenómeno frecuente”.
Un total de 170.000 casos de depresión se habrían podido evitar si la población precarizada hubiera tenido un empleo estable
¿Cuáles son las posibles soluciones?
Cabanas afirma que toda medida que pretenda mejorar la salud mental “debe ir dirigida a reducir y eliminar las deficiencias, desigualdades, abusos y contradicciones que se producen en el mercado laboral en general y las condiciones de trabajo en particular”. Según el psicólogo, “no hay mejor intervención que se pueda hacer en materia de salud mental que la de mejorar las condiciones de trabajo”.
Se trata, en primer lugar, de proporcionar un trabajo digno, un concepto que ha planteado la OIT (Organización Internacional al Trabajo). Entre las medidas que las empresas pueden poner en marcha para mejorar la salud mental de las personas trabajadoras, se encuentran la conciliación personal y familiar, implementar medidas de flexibilidad laboral, desarrollar condiciones de trabajo transparentes y previsibles, eliminar la distribución irregular de jornadas o respetar los horarios estipulados. Otras medidas que pueden contribuir a mejorar la situación de determinadas personas es el aumento del salario mínimo interprofesional o la reducción de la jornada laboral, con el fin de mejorar la conciliación y ofrecer más horas de tiempo libre.
Según la Guía ‘La importancia de la salud mental para el bienestar laboral’, editada por SALUD MENTAL ESPAÑA en el marco del programa ‘Trabajar sin máscaras. Emplear sin barreras’ gracias a la financiación del Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social en la convocatoria de 0,7 2020/2021, los beneficios de que las empresas inviertan en promoción de la salud mental y bienestar laboral son claros. Por un lado, fomentan una cultura organizacional que promueve el sentido de pertenencia, la motivación y la calidez humana. Por otro, se mejora el clima laboral, favoreciendo el trabajo en equipo y la comunicación. Además, se garantiza el incremento de la productividad y rendimiento de las personas al contar con un equipo más motivado, implicado y proactivo.
¿Y qué hay de esas intervenciones destinadas a enseñar relajación, gestión emocional u optimismo a las personas trabajadoras? En opinión de Edgar Cabanas, pueden ser interesantes, pero nunca deben suplir el carácter urgente de eliminar las malas condiciones laborales. “A una persona que apenas llega a fin de mes y cuya situación laboral es de total incertidumbre ningún curso de mindfulness o de resiliencia le va a ser de ayuda, pues su problema no es personal sino situacional. Es más, puede agravar el problema al hacer pensar a esa persona que la principal responsable de su depresión es ella y no su trabajo”, asevera.
“No hay mejor intervención que se pueda hacer en materia de salud mental que la de mejorar las condiciones de trabajo”
Cabanas da la vuelta a una frase muy conocida y la transforma de la siguiente manera: “Elige un trabajo que te guste e igualmente tendrás que trabajar todos los días de tu vida”. Lo hace para reflexionar sobre la importancia de “restarle romanticismo a la idea de que el trabajo es la fuente principal de realización personal y de sentido vital. Para quien lo sea, nos alegramos. Pero al resto no le hacemos ningún favor con este tipo de discursos«.
“Queramos o no, el trabajo es central en nuestras vidas. De él extraemos no sólo los recursos económicos necesarios para vivir, sino que de él derivan también nuestras amistades y relaciones personales, la forma en la que organizamos nuestro presente y hasta nuestro futuro, el lugar donde ponemos a prueba de lo que somos capaces y de lo que no… Pero quizás no debería ser así y debamos replantear el lugar que el trabajo ocupa y nos preocupa en nuestras vidas”, concluye.
Un año más, en 2024 la Confederación se ha sumado al tema propuesto por la Federación Mundial de la Salud Mental, que este año ha centrado el foco en la necesidad de priorizar la salud mental en el trabajo. El lema elegido por votación popular fue «Trabajo y salud mental, un vínculo fundamental».
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