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    [post_date] => 2022-08-18 09:34:46
    [post_date_gmt] => 2022-08-18 07:34:46
    [post_content] => [vc_row][vc_column][vc_column_text]Ha pasado medio año desde que aquel 13 de diciembre de 2021 el volcán de Cumbre Vieja de La Palma dejó de escupir lava. Lejos de haberse convertido en nada más que un recuerdo, las palmeras y los palmeros lidian a día de hoy con las consecuencias sociales, económicas y personales de la erupción que durante 85 días arrasó con infraestructuras, edificaciones, hogares y agricultura. Alrededor de 6.000 personas tuvieron que abandonar su hogar y muchas familias perdieron tanto su casa como su medio de subsistencia. En un ejemplo de adaptación, empatía y responsabilidad con las personas afectadas, la asociación Salud Mental La Palma se puso manos a la obra para prestar ayuda desde el primer día. Meses después, desde la entidad lo tienen claro: la salud mental de la población de la isla mejorará en la medida en que las personas vuelvan a tener un hogar, un trabajo y una esperanza en el futuro. 

 [/vc_column_text][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column][vc_single_image image="88339" img_size="full" add_caption="yes" alignment="center"][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column][vc_column_text]Mary Paz Magdalena, presidenta de Salud Mental La Palma, recuerda cómo fueron aquellos primeros días en los que el volcán comenzó su actividad: “En un primer momento, compañeros nuestros también fueron damnificados y perdieron a personas mayores y familiares que veían cómo se iba toda su vida”, rememora. A pesar de esta situación, la respuesta de la entidad fue rápida y su capacidad de adaptación, extraordinaria.

Al principio, las necesidades de la población afectada eran las más básicas, por lo que, al constatar la magnitud de la tragedia, pusieron en marcha el proyecto `La Despensa´. En colaboración con ayuntamientos e instituciones de la isla, impulsaron esta iniciativa de reparto de bienes de primera necesidad. Una persona cedió de forma altruista un local y ahí se hizo acopio de todas las ayudas que les iban llegando. “Paliábamos un poco el malestar que se ocasionaba en las personas evacuadas o damnificadas”, explica la presidenta, que además subraya la dureza de “cuando uno pierde absolutamente todo por lo que ha luchado. Hablamos de miedo porque no se sabía cuánto tiempo iba a durar ni la trayectoria de la lava… Había que sacar a las personas de sus casas y no teníamos dónde ubicarlas”.[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column width="1/2"][vc_column_text]En un segundo momento, pasó a gestionarse la salud mental de la población. La entidad puso en marcha varios programas de atención psicológica gratuita, colaborando con el Hospital General de La Palma y con los ayuntamientos de Tazacorte, El Paso y los Llanos de Aridane. El objetivo fue ofrecer un acompañamiento emocional individualizado y grupal a las personas que pudiesen necesitarlo. Además, se ofreció atención psicológica a profesionales del Servicio Canario de Salud para abordar, estudiar y resolver los problemas de índole profesional, laboral y psicosocial a los que podían enfrentarse estas personas.

Salud Mental La Palma cuenta, además, con el único psicólogo de la isla experto en catástrofes, que ha trabajado en zonas de terremoto en distintos países. “Esto nos facilitó también esa calma y ese estar totalmente informados de cuáles eran los riesgos físicos y emocionales a los que nos enfrentábamos, porque él estaba acostumbrado a prestar ayuda en zonas de catástrofe”.

Salud Mental La Palma es una asociación que cuenta con 12 personas empleadas, 5 voluntarias y 257 asociadas. “Somos una entidad pequeña y resolutiva que ha surgido de la necesidad. Nacimos en esta isla porque en 1998 solo había un psiquiatra para 80.000 personas. Ser constituido por familiares con una capacidad de resiliencia increíble ha hecho que durante 24 años estemos habituados a esto”, afirma Mary Paz Magdalena.

Al contrario de lo que ocurre en las grandes ciudades, en las que se ha perdido el contacto con el vecino o vecina, en La Palma esto se mantiene. “Hay que meterse en la idiosincrasia del pueblo palmero. Eso también nos ayudó a vivir la experiencia de una manera menos traumática. Esta es una zona rural y todavía nuestra manera de convivir es distinta”, explica. “El soporte que las familias se han dado unas a otras ha hecho que esto no se haya convertido en un gran drama. Las familias que estaban alejadas de la zona del daño daban cobijo a otras personas que necesitaban ayuda. De hecho, en la actualidad aún hay familias que conviven juntas”.

Entre los proyectos que desarrolla la entidad a raíz de la catástrofe se encuentra el `Programa de Respiro´, que llevan a cabo en colaboración con ATELSAM. El objetivo es que familias afectadas por el volcán puedan pasar unos días de desconexión en los que se alejen del lugar en el que vivieron la tragedia, puedan tomar un descanso de la ardua lucha de superación y puedan también reponer fuerzas.[/vc_column_text][/vc_column][vc_column width="1/2"][vc_single_image image="88341" img_size="full" add_caption="yes"][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column][vc_column_text]

“Puedes atender a alguien psicológicamente, pero eso no te da la esperanza de tener una casa ni un trabajo de nuevo”.

 
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Un día en… Salud Mental La Palma, tras el volcán. “La gente necesita una esperanza, confiar en que va a tener un futuro”

18/08/2022

Reportaje sobre la adaptación de la asociación Salud Mental La Palma a las necesidades de la isla durante la erupción del volcán de Cumbre Vieja, publicado en el nº 1 de la Revista Encuentro de 2022.

Ha pasado medio año desde que aquel 13 de diciembre de 2021 el volcán de Cumbre Vieja de La Palma dejó de escupir lava. Lejos de haberse convertido en nada más que un recuerdo, las palmeras y los palmeros lidian a día de hoy con las consecuencias sociales, económicas y personales de la erupción que durante 85 días arrasó con infraestructuras, edificaciones, hogares y agricultura. Alrededor de 6.000 personas tuvieron que abandonar su hogar y muchas familias perdieron tanto su casa como su medio de subsistencia. En un ejemplo de adaptación, empatía y responsabilidad con las personas afectadas, la asociación Salud Mental La Palma se puso manos a la obra para prestar ayuda desde el primer día. Meses después, desde la entidad lo tienen claro: la salud mental de la población de la isla mejorará en la medida en que las personas vuelvan a tener un hogar, un trabajo y una esperanza en el futuro.

 

Campaña #hablareslasolucion realizada en los IES de la isla de la Palma de prevención de problemas de salud mental
Campaña #hablareslasolucion realizada en los IES de la isla de la Palma de prevención de problemas de salud mental

Mary Paz Magdalena, presidenta de Salud Mental La Palma, recuerda cómo fueron aquellos primeros días en los que el volcán comenzó su actividad: “En un primer momento, compañeros nuestros también fueron damnificados y perdieron a personas mayores y familiares que veían cómo se iba toda su vida”, rememora. A pesar de esta situación, la respuesta de la entidad fue rápida y su capacidad de adaptación, extraordinaria.

Al principio, las necesidades de la población afectada eran las más básicas, por lo que, al constatar la magnitud de la tragedia, pusieron en marcha el proyecto `La Despensa´. En colaboración con ayuntamientos e instituciones de la isla, impulsaron esta iniciativa de reparto de bienes de primera necesidad. Una persona cedió de forma altruista un local y ahí se hizo acopio de todas las ayudas que les iban llegando. “Paliábamos un poco el malestar que se ocasionaba en las personas evacuadas o damnificadas”, explica la presidenta, que además subraya la dureza de “cuando uno pierde absolutamente todo por lo que ha luchado. Hablamos de miedo porque no se sabía cuánto tiempo iba a durar ni la trayectoria de la lava… Había que sacar a las personas de sus casas y no teníamos dónde ubicarlas”.

En un segundo momento, pasó a gestionarse la salud mental de la población. La entidad puso en marcha varios programas de atención psicológica gratuita, colaborando con el Hospital General de La Palma y con los ayuntamientos de Tazacorte, El Paso y los Llanos de Aridane. El objetivo fue ofrecer un acompañamiento emocional individualizado y grupal a las personas que pudiesen necesitarlo. Además, se ofreció atención psicológica a profesionales del Servicio Canario de Salud para abordar, estudiar y resolver los problemas de índole profesional, laboral y psicosocial a los que podían enfrentarse estas personas.

Salud Mental La Palma cuenta, además, con el único psicólogo de la isla experto en catástrofes, que ha trabajado en zonas de terremoto en distintos países. “Esto nos facilitó también esa calma y ese estar totalmente informados de cuáles eran los riesgos físicos y emocionales a los que nos enfrentábamos, porque él estaba acostumbrado a prestar ayuda en zonas de catástrofe”.

Salud Mental La Palma es una asociación que cuenta con 12 personas empleadas, 5 voluntarias y 257 asociadas. “Somos una entidad pequeña y resolutiva que ha surgido de la necesidad. Nacimos en esta isla porque en 1998 solo había un psiquiatra para 80.000 personas. Ser constituido por familiares con una capacidad de resiliencia increíble ha hecho que durante 24 años estemos habituados a esto”, afirma Mary Paz Magdalena.

Al contrario de lo que ocurre en las grandes ciudades, en las que se ha perdido el contacto con el vecino o vecina, en La Palma esto se mantiene. “Hay que meterse en la idiosincrasia del pueblo palmero. Eso también nos ayudó a vivir la experiencia de una manera menos traumática. Esta es una zona rural y todavía nuestra manera de convivir es distinta”, explica. “El soporte que las familias se han dado unas a otras ha hecho que esto no se haya convertido en un gran drama. Las familias que estaban alejadas de la zona del daño daban cobijo a otras personas que necesitaban ayuda. De hecho, en la actualidad aún hay familias que conviven juntas”.

Entre los proyectos que desarrolla la entidad a raíz de la catástrofe se encuentra el `Programa de Respiro´, que llevan a cabo en colaboración con ATELSAM. El objetivo es que familias afectadas por el volcán puedan pasar unos días de desconexión en los que se alejen del lugar en el que vivieron la tragedia, puedan tomar un descanso de la ardua lucha de superación y puedan también reponer fuerzas.

Mary Paz Salud Mental La Palma

“Puedes atender a alguien psicológicamente, pero eso no te da la esperanza de tener una casa ni un trabajo de nuevo”.

 

Acto institucional realizado el dia 9 de Mayo en Plaza España por salud mental en los centros el trabajo
Acto institucional realizado el dia 9 de Mayo en Plaza España por salud mental en los centros el trabajo

Además, han llevado a cabo un `Servicio de Refuerzo y Seguimiento Académico´ en distintos centros escolares de la isla. Salud Mental La Palma trabaja en estos centros desde el año 2004, pero dada la situación, lo han reforzado implantando medidas extraordinarias para atender las posibles secuelas que se hayan podido vivir tras la erupción: “El estrés postraumático que se ha sufrido es increíble. Yo doy charlas en centros educativos y cuando les pregunto qué sienten cuando vibra la plataforma en un aeropuerto o cuando hay un trueno y se estremece un cristal, ellos retornan a las vivencias de tantas y tantas noches. Es una experiencia traumática para niños y mayores”.

La Palma vive ahora el momento de ser conscientes de lo que realmente ha ocurrido, tras el estado de shock continuo, la incertidumbre y la tensión de no saber si en algún momento tendrían que salir corriendo y abandonar sus hogares. Ahora, la población se enfrenta a otro tipo de problemas. “Estamos en un territorio limitado, somos isla, y parte del territorio ha desaparecido, también muchas viviendas y empresas. Se han incrementado los casos de problemas de salud mental que ya habían aumentado a raíz de la pandemia”, explica Magdalena. Los recursos públicos de salud mental en la isla han aumentado, pero ahora falta que esta población realmente esté atendida en lo primordial, que es tener una esperanza de futuro. “Puedes atender a alguien psicológicamente, pero eso no te da la esperanza de tener una casa ni un trabajo de nuevo”, reflexiona la presidenta de Salud Mental La Palma.

Desde la entidad, se pide que la reconstrucción sea más rápida y que se dé más información a la población sobre cuáles son los planes de futuro de lo que se va a hacer en el territorio, ya que esto repercute directamente en las familias. “Ahora está todo tranquilo, pero el ambiente está cargado de mucha tristeza. Lo que creíamos que iba a ser un proceso rápido, vemos que es un proceso muy lento. Nos hemos dado cuenta de que las cosas de palacio van despacio y que estamos en manos de los que mandan”, afirma Magdalena.

La entidad palmera tiene claro que la inestabilidad económica va unida a la inestabilidad emocional y a un incremento de problemas de salud mental, como depresión y ansiedad: “Está muy bien ofrecer atención psicológica, pero está mucho mejor dar un mensaje de tranquilidad de que La Palma va a resurgir con el turismo, con nuevas infraestructuras… Y dar esa visión de que, entre todos, vamos a tener la misma isla que teníamos, o incluso mejorada, reafirmada y más fuerte”.

Reportaje publicado en el nº 1 de la Revista Encuentro, 2022.